Hace unos días comentábamos varias tonteras que hacemos las mujeres y que pueden llegar a enervar a los hombres.
Ahora, sólo para dejar las cosas equilibradas, quiero recordar algunos pequeños detalles que nos hacen contar hasta diez y respirar profundo antes de volver a mirar a nuestros queridos machos. Me refiero por ejemplo a cuando:
- Dejan el asiento del WC arriba… No entiendo por qué lo hacen. Es como si no hubiesen tenido mamá, tías, hermanas o amigas que les enseñaran que ¡NOS CARGA!
- No se sacan las zapatillas antes de echarse como rey sobre tu cama.
- Dejan un micro resto de comida en el refrigerador, sólo por no botar o lavar el envase. Hay algunos que se van al extremo y dejan el envase –de leche o bebida, por ejemplo– completamente vacío.
- Se toman nuestro trago. Y no me refiero a probar un traguito de tu daiquiri –porque esos “copetes de mina” ni los tocan–, sino que a tomarse tooooda tu cerveza artesanal heladita recién servida, o la mitad del vaso que tenías reservado en una fiesta en que los destilados escasean.
- Se quedan pegados viendo televisión –fútbol sobre todo– mientras uno les habla. Lo más “divertido” es cuando no nos damos cuenta y seguimos parloteando como si fuéramos el centro de su mundo.
- Te despiertan en la mitad de la noche o demasiado temprano en la mañana porque están calientes (personalmente no me molesta, pero varias amigas lo odian).
- Preguntamos ‘¿cómo me veo?’ y responden ‘mmm, igual te ves bien, tay piola’. No es fácil de responder, lo sé, pero ‘EXQUISITA’ siempre puede ser una respuesta salvadora. ¡¡Apréndanlo hombres!!
- No contestan el teléfono porque estaban jugando Play.
- Terminan a los 2 minutos (no se preocupen señores. Como en todo en la vida, hay casos y casos).