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Por África II

María Gracia Subercaseaux continúa con su aventura

Séptimo día de viaje. Vamos dentro de nuestra fantástica van camino a Sun City vestidos con la camiseta de la Selección Chilena de Fútbol. Acabamos de dejar el Ellis Park Coca-Cola Stadium en Johannesburg a donde entramos con la roja al pecho y la bandera al viento por el mismo pasillo que saldrán los competidores a ganar. Todavía no tenemos ni una idea si clasificaremos para Sudáfrica 2010. Cruzamos todos los dedos y aprovechamos de ir dejando las mejores vibras en cada cancha.

Esta no es la primera vez que flamea nuestro símbolo patrio. Ayer, mi compañero Eugenio Cox se la colgó cual Superman y saltó del Bungee más alto del mundo. Bloukrans River Bridge que tiene una altura de 216 metros de altura. Está situado en La Ruta Jardín en el Bosque Tsitsikamma justo 40 kms. al este de la Bahía Plettenberg. Un capo o un loco. De solo mirarlo por el lente de mi cámara me daba vértigo.

Nos ha aparecido un patriotismo bastante gracioso y eso que solo llevamos una semana de viaje. Nuestro Chilito está presente a cada rato, lo citamos y encontramos caras chilenas en mucha gente. Recién reconocimos a un destacado fotógrafo nacional en la cara de un chef que nos atendió en un hotel boutique ultra lujoso llamado La Residence.

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Este magnífico lugar está ubicado en el valle de Franschöek, en el corazón mismo del Wine Land a 45 minutos de Cuidad del Cabo. Cada vez que entramos a estos recintos nos quedamos perplejos con tanta belleza. Parecemos huasos. Ahí me enamoré de una lámpara de lágrimas de 4 metros de alto que llegó por barco en 72 cajas y del baño de la habitación de lujo. Había otra mejor aún, la Superior. Comimos rico, pero nada comparado con la mano de Margot Jensen, la súper cocinera de Le Quartier Francais.

Al día siguiente partimos camino a Hermanus, al sur-este de Cuidad del Cabo. La ruta era realmente bella, bordeamos el mar y parábamos de vez en cuando a sacar fotos. Alojamos en Birkenhead House, otro espléndido hotel mirando el Atlántico y con el mejor avistamiento de ballenas. Ví muchas, pero estaban lejos y eran unas gordas flojas, me imaginaba que harían piruetas y que soltarían un gran chorro de agua para registrarlas con mi cámara, pero nada de eso pasó.

En este lugar nos vino el ataque de risa más grande que tenga recuerdo. Todo era tan perfecto, las habitaciones de película, las tinas gloriosas, la vista genial, que los cientos de pétalos de rosas que nos dejaron esparcidos sobre cada rincón nos terminaron por enervar y colmar la paciencia. Hasta el WC tenía flores. Too much.

Después de varias champañas sacamos a colación el tema y la carcajada fue sin fin.

Antes de volver a Ciudad del Cabo para tomar otro avión, pasamos por otra encantadora localidad llamada Stellenbosch, el segundo asentamiento europeo más antiguo de Sudáfrica, después de Ciudad del Cabo. Está situada en la Provincia del Cabo Occidental a aproximadamente 50 kilómetros de distancia a lo largo de las orillas del Río Eerste. La ciudad es conocida como la Ciudad de los Robles debido al gran número de robles que fueron plantados por el fundador para adornar las calles y haciendas. Es sede de la Universidad de Stellenbosch.

Caminando por sus calles me encontré con una simpática mujer que sentada en la vereda alimentaba con hojas de Morera unos gusanos de seda que tenía en una bandeja. Esta planta les proporciona el alimento durante su corta vida y les aporta el almidón que transforman en una hebra que puede alcanzar los 1 500 metros de longitud en cada capullo. Sin embargo, 500 metros de hebra apenas alcanzan a pesar 130 miligramos de seda; por lo que cada metro, convertido en miligramo, resulta ser sumamente caro en valor monetario y en esfuerzo.

Me contó que con sus glándulas salivosas, van produciendo miles de metros del finísimo hilo. Con él confeccionan su capullo y se guarnecen durante el proceso de metamorfosis. Luego de otros tratamientos para obtener el hilo del capullo, hilan la seda en la rueca. La misma que se transformó en el hermoso chal que me compré.

Por fin llegamos a Sun City después de andar 187 kms. desde Johannesburg. Estamos en un lujoso complejo hotelero con casino situado en la Provincia del Noroeste en Sudáfrica y cerca de la ciudad de Rustenburg, bordeando el parque nacional Pilanesberg.

Nuestro hotel es The Palace y como su nombre lo indica es el palacio más grande que mis ojos hayan visto. Son cuatro diferentes edificios, todos gigantes. Es impresionante el lujo y el exceso. Salones de té donde la cantidad de comida alcanzaría para alimentar a toda Africa, casinos subterráneos con niños que juegan y apuestan a toda hora y piscinas con olas. Grandes canchas de golf y todo tipo de diversión. Hasta hay un puente donde se simulan terremotos.

Para el momento de su inauguración, Sun City se encontraba en el territorio de Bophuthatswana, él que junto a otras regiones recibieron independencia nominal en la época del Apartheid, es por eso que se les permitió practicar algunas actividades prohibidas en Sudáfrica por considerarse “inmorales”; principalmente los negocios de apuestas (casinos) y los clubes eróticos (striptease).

Por esto y por su cercanía a los grandes centros urbanos de Pretoria y Johannesburgo hicieron de Sun City un popular destino turístico.

En 1985 también fue objeto de una gran controversia cuando un grupo de artistas opuestos a las políticas de apartheid de Sudáfrica, no sólo prometieron no actuar nunca allí, sino criticaron abiertamente a artistas que lo habían hecho; particularmente Linda Ronstadt, Julio Iglesias, Queen, Ray Charles y Rod Stewart. Además, como protesta grabaron una canción de denuncia que llamaron “Sun City”. Entre los artistas que participaron en la grabación se cuentan: Ringo Starr, Bono, Bruce Springsteen, Bob Dylan, Run DMC, Joey Ramone, Rubén Blades, Lou Reed, y Jackson Browne.

Con tanta historia el lugar está bien cargadito y yo me anduve deprimiendo un poco. Empecé a echar de menos a mis hijos y me vino toda la pena.

Por suerte hicimos una linda caminata por sus canchas de golf y tuvimos una magnífica comida en un Gazebo especialmente preparado para nosotros. Fue impresionante.

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