-El fin de semana estuvo repleto de fútbol: libros, frases de Bielsa, penales, Sergio Livingstone y Ojos rojos. Cómo no, si a tan pocos días del mundial todos estamos buscando temas relacionados (comerciales, partidos, reportajes, etc.). Ajena a esta efervescencia futbolera no estoy, porque me gusta mucho el fútbol, más cuando se trata de acontecimientos tan importantes y todavía más cuando van acompañados de un viaje.
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A tal punto llegó mi fanatismo el sábado, que quise ver al Inter de Milán ganarle 2-0 al Bayern Munich en la final de la Champions League sólo para recordar el viaje que hice en 2008 siguiendo los partidos de la Eurocopa. Ha sido uno de los mejores, no por los lugares, sino por los hinchas. Los organizadores eran Austria y Suiza, pero yo decidí ver los partidos en la casa misma del equipo protagonista porque eso me convertía en una fanática más, aun que no supiera ni el nombre de los jugadores.
Me puse una bandera polaca en el cuello y grité contra Podolski en la única línea de metro que hay en Varsovia por meterles un gol a los polacos (y eliminarlos) mientras jugaba por Alemania el traidor (él es polaco). A las dos semanas me pinté la cara de blanco, azul y rojo (colores de República Checa) mientras saltaba en el Puente Carlos en Praga junto a los checos. Y lo mejor, mejor, mejor de todo fue celebrar en la Plaza Mayor de Madrid en medio de un mar de españoles (más una sangría), por el triunfo de España mientras coreaba “Fernandou Tores” hasta que se me secó la garganta (me gustaba cómo lo decían los ingleses cuando lo animaban en el Manchester).