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Una vez cada cuatro años

La vida de los hombres durante el mundial (cc) LordKhan

-El mundial hace que los hombres, y de paso nosotras, sepan por “primera vez” (y con certeza) qué van a hacer entre el 11 de junio y el 11 de julio: vivir, comer, soñar, planificar y sacar cuentas a través de la pelota.

Ayer Chile jugó el último amistoso antes del mundial, contra Nueva Zelanda. Aunque era un partido de rutina, igual los hombres que me topé en la calle durante el juego estaban pendientes del partido. Un limpiador de autos con una radio a pilas arriba del vehículo que se suponía debía limpiar, estaba con la oreja pegada al parlante y un paño en la mano que goteaba. Un ejecutivo iba con un audífono en el oído mientras “conversaba” con dos compañera de trabajo: “Y el tipo me dijo…”, no alcanzó a terminar una de las mujeres cuando él gritó “gooooooool”. La conversación de ella quedó hasta ahí y él se quedó con la palabra: “Fierro, hueón. ¡Vamos Chile!”.

Y es que el mundial es la excusa que tienen los hombres cada cuatro años para hacer lo que ellos quieran: “¡¿Mañana, estás loca?! Juegan los ingleses”, “Sorry, tengo un asado. Es que vamos a ver el partido”, “¿Vas donde la Titi? Pregúntale al hijo si intercambiamos láminas”, “No, no puedo verte, es que está el partido”. Y es la única época en que se organizan con precisión de cirujano: Don Tinto me dijo que él pegó calendarios con las fechas claves en varios lugares de la casa para saber cuándo son los partidos. Y esa calendarización llega también al refrigerador de su pareja, porque ellas tienen que saber qué días no pueden molestar, bajo ninguna excusa, a sus hombres.

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