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Los hombres no lloran en el cine

Se emocionan con “Toy Story 3”, pero el resto son sólo historias ficticias.

-Leí que los hombres lloran cuando ven “Toy Story 3” mientras que los niños la ven como una película más. Los psicólogos entrevistados dicen que pasa porque los adultos se ven reflejados en Andy, el protagonista, cuando tiene que decidir qué hacer con sus juguetes. Regalarlos es el paso que marca su camino hacia la responsabilidad, los problemas, el estudio y el trabajo, dejando atrás una vida sin preocupaciones. Pero esa cinta es un caso puntual, porque parece que ellos no derraman lágrimas por las películas y menos en público.

Los espectadores que lloran con el final sienten todo el estrés que tiene Andy, y que ellos también sufrieron, con este cambio, además se ven en un papel totalmente distinto del que protagonizaron cuando se estrenó la primera “Toy Story” en 1995. Hace 15 años ellos todavía no habían asumido ningún tipo de preocupación con la que cargar (tenían en promedio 12 años) y ahora, con la última, cierran un ciclo junto a Andy. Él creció para ir a la universidad y ellos para tener un hijo al que llevar a ver “Toy Story 3”.

Pero no sólo quiero hablar de la última película de Pixar, quiero referirme al inexistente llanto masculino en el cine. ¿Por qué les cuesta tanto emocionarse con las historias? No se trata de ser como nosotras que a veces rayamos en lo dramático y nos lloramos la película entera, nunca tanta exageración. El punto, al parecer, es que algunos “macho alfa” tienen que guardar las apariencias y no pueden soltar ni siquiera una inocente lagrimita.

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Y hay otros que simplemente no pueden sufrir con historias de desconocidos y encima ficticios. “Por qué voy a llorar si es una película. Ellos no existen”, dicen algunos. Y pueden tener razón, es sólo una película, pero tan triste según nosotras que haría estallar en llanto al más frío de los hombres. Pero no, ellos son indiferentes a “Precious”, “Dead man walking”, “La vida es bella” o “Bailarina en la oscuridad”, pero con “Toy Story 3” sí que se hacen agua, todo porque les toca la fibra más íntima: ser niños otra vez.

No les pasa nada, son como de piedra para el cine, pero se derriten cuando van a la casa de sus padres y se encuentran otra vez con las cajas empolvadas que tienen adentro sus juguetes, porque hay que decirlo, son machitos para aguantar el llanto, pero bien cobardes a la hora de regalar eso que los une a su infancia. Por eso es que los hombres no cortan nunca el cordón y siguen ligados a su pasado, a su mamá, a sus soldaditos de plástico, etc. y pasan absolutamente por alto que “Toy Story” es más que ficticia y esa sí que la ven como una linda historia para llorar.

En todo caso me gusta que se emocionen con Woody, Buzz y Andy.

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