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De turista en San Pedro

Fernanda Figueroa nos relata sus tres días en San Pedro de Atacama.

Este fin de semana me pegué una escapadita a San Pedro de Atacama. ¿Locura dirán ustedes? Un poco sí. Es un destino bastante lejano para ir sólo por tres días, pero la verdad es que fue un rico fin de semana, distinto, y entretenido, así que, ¿qué importa si está lejos? Gracias a que alguna vez mi madre un buen día me hizo miembro de Lanpass (¡qué apropósito, es gratis!), el sistema de acumulación de kilómetros de Lan, se han juntado algunos puntos, y gracias a mi nuevo trabajo, donde me ha tocado viajar, terminé teniendo una cantidad que me permitía, con una leve diferencia en pesos, comprar pasajes a Calama, así que olvídense de que me pegue el pique en bus a tierras tan lejanas. En ese caso, ¡mejor irse al menos una semana!

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En fin, me fui un jueves tardón y llegué media tiesa a mi destino intermedio, para, después de una hora y tanto recorriendo el lindo desierto (transfer por algunas lucas), llegué a San Pedro. Ahí me esperaban, en el hostal Takha Takha, que por $ 20.000 nos entregaban una pieza con tres camas de una plaza y baño compartido, re piola. Debo confesar que la idea del baño compartido no me fascinaba, pero qué se le hace, hay que ponerse en “modo San Pedro” y dejar un poco las comodidades santiaguinas de lado. De todas maneras, mi concepto de baño compartido cambió radicalmente al ver que todo era muy limpio y cómodo, excepto por el frío en las noches, pero todo el resto muy bien.

También nos quedamos en el restaurante La Plaza, que tiene un par de piezas sencillas, pero con baño propio, y desayuno incluido (la matrimonial con cama extra $30.000). Un tercer lugar que recomiendo, que está un poco más aislado (pocas cuadras del centro, camino al Pucará de Quitor) pero que destaca por su buena decoración de piezas acogedoras, piscina, quincho, y dueños re simpáticos, es el Lodge Altitud.

¿Qué hace uno en San Pedro? Bueno, varias cosas.

Primero, se come demasiado bien. Hay montones de restaurantes, de todos los estilos y precios, y se puede comer desde un sencillo menú hasta cocina gourmet, digna de cualquier restaurante caro de Santiago. Recomiendo visitar el Café El Adobe, donde acompañados por un fuerte fogón, probamos una exquisita sopa de cebollas, con pacito remojado y mucho queso, delicioso y reparador, y un carpaccio de filete, con queso gruyere, alcaparras, aceite de oliva y limón, notable. En este restaurante tocó un grupo de música nortina, muy bueno. Buena noche. Otro restaurante recomendable es La Estaka, donde comimos el menú que consistió en crema de salmón ahumado o ensalada verde con higos y camembert (riquísimo, higos con queso, aprobado!) y un pollo a la miel con cous cous (mi nuevo acompañamiento favorito) o canelón mediterráneo. Nada que decir, demasiado rico y el lugar por dentro me recordó a Los Picapiedras. Ambos restaurantes quedan en la calle principal, Los Caracoles, y se llenan.

También pueden arrendar bicicletas de buena marca, en varios puestos y recorrer el pueblo, a 3 mil el día (o medio día, no estoy segura). A mí me tocó caminar, así que llegué de vuelta sintiéndome sumamente sana.

Y los clásicos tours, hacia el Valle de la Luna, Geysers del Tatio, laguna Cejar, etc. Y aunque no lo crean, también se vitrinea en San Pedro. Está lleno de tienditas, puestitos, y locales un poco más producidos, llenos de chalecos, calcetas, gorros, guantes, ponchos, polainas, etc., todo para capear el frío, con estilo andino. Me gustaron mucho las cosas que vendían porque son lindas y se ven buenas, y no son caras.

En fin, quedé súper contenta de haber ido ahora más grande (fui hace muchos años atrás para el viaje de estudio) y me gustaría volver, porque creo que la mística y la paz de San Pedro solo se puede apreciar cuando uno pasa del turismo clásico y se concentra en disfrutar del viento, del sol, de la naturaleza que te cobija y te hace sentir tan pequeña y del silencio, del cielo estrellado, de los pimientos que dan sombra, del gringo loco buena onda, del atacameño weno pa la talla, y todo, en nuestro Chilito lindo.

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