-Los hombres son seres muy predecibles. No es que sean transparentes, son obvios. Con sus movimientos se delatan y entonces sabemos si les gustamos o no.
Se ponen tensos cuando ven a alguien que les puede gustar, no saben cómo reaccionar y se sienten absolutamente intimidados con nuestra presencia: su corazón se acelera, les tiemblan las manos y su motricidad fina se pierde, sienten que se ahogan y entonces la frecuencia respiratoria es mucho más fuerte, se ponen pálidos (porque se cierran los vasos sanguíneos) y sus intestinos sufren cuando les preguntamos algo. Además aparece una delicada capa de transpiración sobre su frente.
Se dilatan sus pupilas, porque están en una posición de “defensa” (por la inseguridad que sienten) y así pueden mirar mejor a su al rededor (y a su presa). Además un torrente de hormonas viajan por el cuerpo para llegar a todos los órganos y los músculos se llenan de sangre para que se puedan contrarer (y así salir corriendo si es que no se atreven a enfrentarnos).
Recomendados
Luna rosa: ¿cuándo y dónde se podrá ver el plenilunio de abril en su punto más brillante?
¿Cómo explotar tu sensualidad si eres mamá o estás metida en el arquetipo de la madre?
¿Por qué la Generación Z es menos feliz al resto? Nuevo estudio muestra una preocupante situación
Según estos síntomas y el estado de alerta en que los ponemos, pareciera que nos ven como sus peores enemigos. O como si ellos fueran la presa y nosotras el cazador. ¿Tanto miedo nos tienen? Según experiencias de algunas mujeres, lo mejor es que enfrenten sus inseguridades y traten de conquistarnos (los valientes siempre atraen más y esa actitud hace que nosotras les digamos que sí).
Tranquilos, no mordemos.