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Datos útiles para pasear por Buenos Aires

Fernanda nos cuenta de su último viaje a la capital trasandina.

Este fin de semana, aproveché el lunes feriado y me pegué una escapadita al país vecino.

Hace varios años que no visitaba Argentina. La primera vez que fui, fue con mis padres cuando tenía 15 años, o sea, igual hace un rato. Después volví pero a la pasada. Ahora esperaba volver a ver todos esos lugares que me maravillaron, y visitar varios otros que tenía en la lista.

Nos quedamos en el Lime House Hostel, bien piola, perfecto para mochileros extranjeros. Comodidades, no muchas, pero mucho ambiente y buenos datos. Piezas con cama dos plazas sin baño privado, 15 lucas la noche, y esto es como de lo más carito.

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Una de las principales actividades fue visitar la calle peatonal Florida, que queda en el centro centro, entre la avenida principal 9 de Julio (donde está el obelisco) y la Casa Rosada. La verdad, es igualita al paseo Ahumada, pero los vendedores de cuneta hablan en “canchero”.

Me dio harta pena ver toda la gente mendigando, especialmente niños. Fue fuerte ver a una escuálida niñita de 6 años con otro en brazos de 2, descalza, entre medio de los turistas y el sol.

En fin, Florida en su momento fue para mí una calle muy chora, mucho comercio, mucha gente. Pero ahora fue un poco agotador. Si tu onda no es de hacer shopping porque sí, no la recomiendo tanto.

Siguiente parada, el café Tortoni. Frustración total al darnos cuenta de que había que reservar, al parecer con bastante anticipación, ya que había una cola gigante para sin reservas (de una hora) y otra menor para los que tenían reservas, de 15 minutos. Atroz. Nunca sabremos como era por dentro. No estoy ni ahí con hacer cola pa entrar a un café. Terminamos cuadras más allá en una parillada, potable.

Parada número 3, el Tren de la Costa. Este destino yo ya lo conocía, de mi primera visita a Bs As. Tenía el recuerdo de un tren turístico muy lindo, con estaciones encachaditas, donde te podías bajar, recorrer, y tomar el tren de nuevo. Al final del tren había un parque que se notaba que estaba en pleno crecimiento.

La visita esta vez fue mucho más conciente, de cómo llegar, de tomar el “subte” y conectar con el tren en Retiro (o sea, la Estación Central de los porteños). Me dio mucha pena ver el estado del tren. Se nota que nunca logró el éxito que esperaban, había pocos fondos para mantener el buen estado y poco a poco se fue convirtiendo en la sombra del trencito simpático del pasado. Lata, pero bue. A todo esto, el subte y las micros cuestan ARS 1.1, es decir $137 chilenos!! Una ganga!

Esa misma noche fuimos a un show de tango espectacular, que pagamos en el mismo hostal, y que consistía en una clase de tango, después comida con vino y cerveza a destajo y finalmente un show de los estilos de tango en 100 años, todo por ARS 250 p/p ($31.250 nada de mal). ES-PEC-TA-CU-LAR totalmente recomendable. Debe haber muchos de estos shows en la ciudad, y seguro deben ser todos bien buenos.

Finalmente, el último destino que yo quería visitar era la librería El Ateneo Grand Splendid. Esta librería es muy exitosa en Argentina. Acá recuerdo que había un localcito chico en el parque Arauco, onda el que ocupa Khiel’s ahora, así de chico. Pero resulta que esta en particular rescató el teatro Grand Splendid y usando su misma distribución e infraestructura lo reacondicionó para tener espacios abiertos, estantes varios, una extensa zona para niños en el subsuelo y en los últimos palcos, una amplia colección de música. Vimos a varios chilenos saliendo con bolsas y bolsas de libros. Nosotros, austeros, compramos poquito.

Bueno, pareciera como que critico todo, pero la verdad es que fue un súper buen viaje, sin contratiempos, sin gastar mucha plata y con hartas anécdotas entretenidas. Eso sí, recomendación: ¡compren pasajes con anticipación!

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