Una reforma legal aprobada en julio inició el trámite parlamentario esta semana y dice que los hijos no serán obligados a llevar el apellido del padre en primer lugar, serán las parejas quienes acordarán el orden o se impondrá alfabéticamente si es que las partes involucradas no llegan a acuerdo. Finalmente, la ley ya no tiene voz en el asunto.
El proyecto del ley del registro civil determina que los padres deberán especificar qué apellidos tendrán su hijo, ya no se presumirá que el del padre sea el primero y además facilitarán la modificación de estos. Con esta reforma pretenden incorporar el principio de igualdad en el simbolismo que suponen socialmente los apellidos.
La ley que se manejaba antes, modificada en 1999, igual decía que los padres podían determinar el orden de los apellidos, pero si no especificaban qué quería, siempre primaba el del padre. Y si alguien quería cambiar el orden después, suponía un trámite burocrático eterno que podía durar más de cinco años, con la nueva ley el asunto es más fácil.
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Algunos lo cambian por el simbolismo de los apellidos: tener un varón era la única manera de garantizar la continuidad y supervivencia. Se convierte así, en una reforma que promueve la igualdad y termina con el machismo que significa llevar el apellido del hombre. Podrían hacer algo similar en aquellos países en los que sólo se lleva un apellido, el del hombre, y en donde las mujeres pierden el suyo de solteras para pasar a llamarse como su marido, algo sumamente injusto, pero que hay que reconocer que facilita los trámites de familia.
La ley no deja en claro qué sucede con las madres solteras que son obligadas en España a declarar un progenitor. ¿Qué les parece? ¿Se cambiarían el apellido de su padre por el de su madre?
