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Mi 2010 en números

Javier Ramos saca cuentas del año que termina.

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Afortunadamente, en mi trabajo no me toca hacer balances ni nada parecido. Sin embargo, aprovechando que muchos están en eso por estos días, les dejo algunos números que de cierta forma muestran qué tal fue este año para mí.

Tres veces tuve que pedir licencia en mi trabajo. Dos por una gripe de aquellas y una por las muelas del juicio, que a estas alturas de mi vida vinieron a molestarme y hubo que sacarlas.

Dos fines de semana –que me correspondían- los pasé sin mi hija, porque su madre se las ingenió para inventar algo que arruinó mis planes.

No más de cinco partidos de baby fútbol jugué este año con mis amigos. Definitivamente, hay que mejorar ese promedio.

Dos parejas relativamente estables tuve durante el año. Es de esperar que esta cifra mejore durante el 2011.

Cinco libros a medio terminar se han pasado todo el año en mi velador. Este verano los finiquito.

Dos partes de tránsito me sacaron este año… y eso que ni siquiera tengo auto. Por eso odio tanto manejar.

Tres compañeros de trabajo tomaron nuevos rumbos en mi oficina. Dos más llegaron. La vida es así.

Un buen amigo decidió probar suerte en Europa, vendió todas sus cosas y partió. Se le extraña.

Tres fines de semana de este año, los recuerdo muy bien, no salí de mi departamento e incluso ni siquiera me levanté.

Una vez lloré con algo que mostró la televisión, pero me reservo esa información.

Dos bypass le pusieron a mi padre en una larguísima operación. Me preocupa.

Dos nuevos sobrinos vienen en camino.

Tres veces fui al estadio a ver fútbol con mi hermano. Dos al Santa Laura y una al Nacional.

Cuatro veces aposté a los caballos en un Teletrack. No gané nada.

Dos bicicletas me robaron en el año. Una mía y la otra de mi hija. Ambas en Providencia.

Una planta en mi departamento se secó, pero dos sobrevivieron.

Una buena amiga decidió quitarse la vida justo cuando comenzaba el 2010. Ojalá que el próximo año las cosas partan mejor.

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