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Royal Holiday: De fiesta por Río de Janeiro

Acá algunas recomendaciones si vas de vacaciones este año a Brasil.

Hace una semana les conté mi primera experiencia de vuelo, fue fantástica, pero definitivamente no se compara con la de conocer otro país, otra cultura, otras personas ¡el mundo!

Siempre me habían dicho que cuando se sale del país tu concepto de la vida cambia y debo decir que lo confirmé. A pesar de creerme una mujer de mente abierta definitivamente necesité este viaje para descubrir las tremendas posibilidades que tenemos en la vida y específicamente en nuestra vida diaria. Uno anda preocupada del dinero, las cuentas, las horas de trabajo, las fiestas, la ropa y no se da cuenta que con salir y conocer otras realidades esto pasa a segundo, tercero o último plano.

Cuando llegué a Río de Janeiro, gracias a la fantástica invitación de Royal Holiday, y lo miré desde arriba parecía que el avión iba a aterrizar en medio de la selva. Esta gran ciudad está llena de árboles y lianas que cuelgan de ellos combinadas con el asfalto, los autos y millares de ladrillos anaranjados que forman verdaderos Legos donde viven millones de personas en esas húmedas y violentas favelas. A pesar de los oscuros detalles producto de la guerra entre los narcos y la policía no puedo dejar de decir que es un espectáculo a la vista -por favor que no se mal interprete-. Me refiero a poder observar de frente y no a través de la TV o los diarios una realidad que impacta.

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Como primeriza mi cámara tiraba cientos de flash, foto tras foto quería captarlo todo, no quería que nada se perdiera, tengo claro que aquellas calles estarán ahí mismo donde las dejé cuando vuelva -porque está en mis planes disfrutar nuevamente de las bellezas de Río-.

Llegamos al Hotel Othon Palace justo frente a la playa de Copacabana, era como estar en una película de espía cuando la protagonista llega a una ciudad exótica para completar una misión, bueno como ya me conocerán me paso siempre este tipo de rollos ridículos. La cosa es que la ventana estaba media abierta, la cortina se movía con el viento. Dejé mis cosas y caminé lentamente hacia el balcón, corrí el visillo y la humedad me golpeó tanto o más fuerte que cuando me bajé del avión, casi no podía respirar. Cuando pude recuperarme abrí los ojos y ahí estaba Río de Janeiro a mis pies. ¡Y no me importa que sueñe cliché!

Desde mi habitación veía en su inmensidad la playa de Copacabana, el mar en un perfecto azul y la arena muy pálida me llamaban. MARAVILLOZO. Entré nuevamente a la pieza y abrí el frigo bar, me tomé una lata de cerveza en cinco segundos, es que parece que me había deshidratado.

Un par de horas después recorría la costanera típica con el piso de mosaico, lleno de puestos de caipiriñas, jugo de coco, vendedores de pareos, centenares de personas haciendo deporte, mujeres espectaculares, hombres no tanto….mi cuerpo estaba empapado por la humedad, menos mal que nos tocaron días nublados que hacían perfecto el ambiente.

Las noches las disfrutamos en entretenidos restaurantes de lujo como Marius, ubicado en Av. Atlantica 290, donde puedes comer buffet de carnes o de mariscos, muy ABUNDANTE y fresco. No es muy barato pero vale la pena conocerlo. También visitamos el Miam Miam, donde hay unos platos exquisitos especialmente el carpaccio de filete con verduras salteadas, este restaurant se ubica en 34 Rua General Goes Monteiro, Botafogo. Lo mejor es que mientras vas en auto comienzas a ver el centro de Río, si vas de noche verás que aparecen callecitas de adoquines que brillan con las luces debido a la humedad. Pura belleza.

Una noche también fuimos a escuchar jazz a Triboz un centro cultural Brasileño-Australiano donde se presentan bandas en vivo que hacen vibrar a los asistentes con los acordes del contrabajo, este es un bar para comer picoteo, como papas fritas y empanadas de queso mientras disfrutas de un trago. Si pasas por esta fantástica ciudad no te puedes perder este rincón de música en vivo que se encuentra escondido en Rua Conde de Lages, 19 tras una hilera de árboles verdes y frondosos.

Los destinos son múltiples, tanto que parecen ilimitados, la manera de organizarse es mediante la investigación previa que te ayudará a tener un itinerario que te permita aprovechar el tiempo. Por eso una buena alternativa es Royal Holidays ya que te ayudarán en este sentido y además entrega un sinnúmero de alternativas para conocer en los 180 destinos en 32 países y exclusivas rutas de crucero, también 8 hoteles propios: 7 en México y 1 en República Dominicana. Respecto de la organización de los panoramas Royal Holiday tiene un concepto único de propiedad vacacional, como libertad de elección, flexibilidad de planificación y sistema de puntos que da mayores posibilidades de viaje. Así que para los que se tentaron les recomiendo visitar www.royal-holiday.com.

Siguiendo con los detalles del viaje a Río de Janeiro, quienes tengan pensado visitar esta increíble ciudad no pueden perderse el Barrio de Lapa donde se encuentran decenas de bares y restaurantes. Y si no quieres encerrarte puedes escuchar música en la calle y tomar muchas caipiriñas por sólo dos reales cada una (600 pesos chilenos). En este lugar nos encontramos con un gran escenario y centenares de personas disfrutando de música popular nunca supe quién era el cantante que estaba sobre él pero todos coreaban sus canciones sin perderse ni una sola estrofa.

Otro recomendadísimo destino, a pesar de no haberlo conocido pero no me lo perderé si vuelvo a este espectacular destino- es el Bar de Vinicius, ubicado en Rua Vinicius de Moraes 39 (Ipanema). Allí se forjó el inicio de un clásico de la música “Muchacha de Ipanema” compuesta por Antonio Jobim y Vinicius de Moraes en 1962. En este lugar los fanáticos del Bossa Nova podrás disfrutar de lo mejor de Brasil.

Pero para los más pachangueros esos que gustan de irse a la cama sólo cuando comienza a amanecer deben visitar las discotecas de Av. Atlántica, los precios están aceptables. La más recomendada es Help (Avenida Atlântica 3432) es un lugar gigante donde se puede bailar mucha música brasileña. Y por qué no decirlo, las prostitutas están a la orden del día, te las encuentras en las discotecas tomándose un trago esperando un nuevo cliente. Conversé con una de ellas, una mujer estupenda, y me contaba que vivía muy cerca del local un lugar bastante costoso ya que es en el Sur de Río de Janeiro pero que le alcanzaba para darse todos los gustos que quisiera ya que en las discos de la costanera asistían muchos turistas que pagaban bien su tarifa estaba en los 300 reales un par de horas (90.000 pesos chilenos).

Me tomé un último trago la última noche en Río, recuerdo que era morado no sé si por el vaso o por lo que contenía, pero sabía exquisito. Salí de la discoteca en dirección al hotel miré el mar y el sol venía saliendo desde el Atlántico como la más bella película que jamás allá visto.

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