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Yo amo a Shakira

La colombiana demostró ser una de las mejores estrellas del pop internacional. ¡Ve el video casero del concierto!

Hasta el miércoles a las cuatro de la tarde, lo único que pensaba era en qué podía hacer para poder ir al Estadio Nacional a ver a Shakira. Sacaba cuentas y cuentas, pero llegaba a la conclusión de que no habría forma. Es que marzo es un mes muy complicado y entre la patente, el pago del auto, el celular -que me salió carísimo- y la muela del juicio que me tuve que sacar de urgencia, no quedaba sueldo para ir a ver a mi ídola de infancia. Pero hubo una sorpresa que lo cambió todo.

Estaba ese mismo día sentada frente al laptop, como siempre, mientras escribía y escribía. En eso se abre una ventana del chat y la Vale me dice  – ¡Amiga! ¿Quieres ir a Shakira? – y le respondo – Me encantaría, pero me desfinanciaría.- No po, si yo tengo dos entradas de cortesía para el sector Golden, al lado del escenario, ¡vamos!.- No lo podía creer y desde ese momento comencé a contar las horas para el concierto.

Con la Vale quedamos en que al salir de nuestras oficinas, yo pasaría por ella. A las siete de la tarde estaba en su trabajo y lista para mi reencuentro con Shaki. Lo mejor fue que me encontré con ella cuando iba camino al estadio, pues el trabajo de la Vale queda al frente del hotel Ritz-Carlton. Escoltada por dos autos de carabineros y dentro de una van ultra polarizada, estaba la colombiana. Periodistas del programa “En Portada” la seguían al estilo paparazzi, mientras yo sin darme cuenta, hacía más o menos lo mismo. Creo que la seguí como cuatro cuadras, luego la perdí.

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Llegué al estadio cerca de las ocho y media de la tarde y me quedé impresionada de lo cerca que estaba del escenario. Abracé a la Vale y le agradecí por haberse acordado de mí.  A medida que pasaban los minutos la espera se hacía cada vez más desagradable, pero pasaditas las diez de la noche, la voz de Shakira se comenzó a escuchar, pero no la veía. Era porque venía caminado desde abajo del escenario dándole la mano a los fans que estaban cerca. “Pienso en ti” fue la canción con la que abrió el show, uno de sus éxitos del Álbum “Pies Descalzos”.

Su desplante en el escenario es inigualable. Su goce llega a todos y su cercanía, naturalidad y potencia, cautiva. Se cambió de vestuario cerca de cuatro veces, con los que creó una atmósfera especial en cada interpretación. Cuando cantó “Gitana”, se plantó frente a los 45 mil asistentes y dio una muestra soberbia de flamenco y luego, ya más avanzado el show, movió las caderas como nadie con “Ojos Así”. Qué daría por tener esa soltura, sensualidad y esos abdominales.

Debo decir que mi punto cúlmine de emoción se dio en cinco ocasiones. Primero, cuando cantó Inevitable. Simplemente, fue como volver de nuevo a los 13 años. Segundo cuando interpretó “Sale el sol”, hit que escucho como mil veces al día en mi jornada laboral y que debido a algunas situaciones personales, me llega mucho. Tercero, cuando cantó “La Loba”, mi himno de soltera, por supuesto. Cuarto, “Loca” me hizo bailar y saltar sin parar, pues creo que tengo algo de locura dentro de mí, mucha, según mis amigas. Y quinto, con “Waka Waka” la colombiana encendió a todos, ya que era como estar en el mejor carnaval del mundo. Luego de eso, terminó el show tras cantar 23 canciones y estar sobre el escenario más de dos horas. Cumplió su palabra cuando nos dijo “Santiago, hoy soy toda suya”

Aprovecho de contarles que mi fanatismo por la cantante colombiana partió en 1996, cuando por primera vez escuché “Estoy Aquí” en la radio. Cuando supe que ella se llamaba Shakira, le pedí a mi papá que por favor me comprara el cassette y así lo hizo. Quizás, después se arrepintió por todas las veces que lo escuchaba, y más encima, a todo chancho, en el living de mi casa, haciendo un concierto a mi estilo, para mis fans imaginarios y creyendo ser una toda una Rockstar.

Su siguiente disco, “Dónde están los ladrones”, por supuesto que aún sigue entre mis preferencias en el estante de cds. Cada una de sus canciones se volvieron casi un himno femenino en mi adolescencia y muchas de ellas fueron dedicadas en mi mente a mucho tipos que me robaban el corazón. Este disco fue lanzado en 1998 y debido a las increíbles ventas, en el 2000, Shakira comenzó una gira por Latinoamérica. Ese mismo año -cuando yo tenía 13- la vi por primera vez en vivo junto a mi mamá y a mi mejor amiga, la Dani. Me acuerdo que compramos cancha y que el show fue en el Court Central del Estadio Nacional, por lo que tuvimos que correr como locas para poder estar lo más cerca posible. Mi mamá no sabía cómo controlarnos y lamentó no haber llevado alguna silla plegable para sentarse. En fin, hasta lloré en ese recital, el primero de mi vida.

Hoy, y después de haberla visto tantos años después, debo decir que es una mega estrella del pop mundial.

Luego vinieron sus álbumes “Laundry Service”, “Fijación Oral”, She Wolf y el más reciente “Sale Sol”. Y si bien, luego del año 2000 Shakira estuvo varias veces en Chile, mi poca capacidad de ahorro -recuerden que soy compradora compulsiva- evitaron que me volviera a encontrar con la colombiana, pero pese a eso ello, todas sus canciones fueron y son hasta hoy, la banda sonora principal de mi vida.

Ayer fue sencillamente una noche inolvidable, de esos momentos que tomas y guardas en esa especie de cajita de recuerdos que uno tiene en la memoria. Claramente esa noche quedará ahí dentro junto aquel día que la vi en vivo hace 11 años atrás.

Les dejo algunas imágenes de anoche:

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