15 muertos en accidente de bus

Se fijan altos impuestos para el cigarrillo, que causa tantas muertes al año. Se discute la elevación del impuesto al alcohol, que produce muertes por enfermedades asociadas y por accidentes de tránsito por conductores ebrios. Se aumentan las penas y la gravedad de  conducir en estado de ebriedad o bajo la influencia del alcohol. Se presenta un proyecto de ley que busca limitar el consumo de alimentos de alto contenido graso, calórico y sódico en los colegios.

La idea es evitar las muertes; el gobierno no quiere que nos muramos. Eso está bien.

En todos los casos anteriores, los productores de alcohol, tabaco y comida chatarra reclaman, alegan, molestan y amenazan. Obvio, van a perder plata.

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También parecieran no querer perder plata las empresas de buses; no quieren “perder” plata comprando más buses, contratando más choferes, haciendo mantenciones a sus máquinas, colocando cinturones de seguridad y permitiendo que los choferes descansan. Apuran a los choferes, los obligan a cumplir un tiempo para que el bus pueda usarse nuevamente con otro destino.

Aún no se establecen las causas del accidente ocurrido ayer en las cercanías de Chillán, en el que murieron 15 personas y otras resultaron heridas. Pero no me extrañaría que el chofer se hubiera quedado dormido al volante, que le hubieran fallado los frenos o que simplemente iba demasiado rápido.

Una cosa que no entiendo, ojalá alguien pueda darme alguna respuesta técnica de por qué muchos buses no tienen ventanas, sólo vidrios; es mucho más fácil abrir una ventana que romper un vidrio a veces pero la cosa es que no se pueden abrir la mayor parte del tiempo.

Ojalá las autoridades enfrenten como corresponde este nuevo accidente, que se investigue a fondo, se revise la ley y lo más importante; el cumplimiento de esta. No sirve de nada una ley perfecta sino hay quien la fiscalice.

También es muy importante que nosotros, como usuarios, denunciemos siempre cuando veamos situaciones irregulares. Si al subirnos a un bus notamos algo raro, preguntemos, exijamos, reclamemos. Si el chofer va muy rápido, digámosle. Si no hace caso, llamar a los carabineros. Antes de subirse al bus, mirar la patente, las ruedas; fijémonos si el chofer tiene cara de muy cansado. Démonos cuenta de las conductas riesgosas que puede tener el conductor, tales como manejar por la izquierda, no dejar que los autos lo adelanten, adelantar a otros buses o camiones, etc.

Algunas veces andando en bus me ha tocado gente que alega no porque el bus vaya rápido SINO PORQUE VA LENTO. Increíble. Y lo peor es que nadie les dice nada por alegar, excepto yo.

¿Estaré loca?

Ofrecemos nuestro más sentido pésame a las familias de las víctimas.