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El fútbol, las mujeres y yo

Javier Ramos quieres hacer algunas cosas en soledad.

Si hay algo que de verdad me gusta es el deporte, y en particular, el fútbol. Por lo mismo, invierto un porcentaje importante de mi sueldo y tiempo en seguir este deporte a través de la literatura, prensa y la televisión (de pago). Además, paso buena parte de mis fines de semana instalado frente a mi televisor (incluso algunas veces pongo otro al lado para partidos simultáneos) siguiendo las ligas de fútbol de España, Italia, Francia, Inglaterra, Argentina y Chile. Incluso, de repente, sigo partidos de la alemana.

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¿Algún problema con este estilo de vida? La verdad que ninguno. Pues claro, como vivo solo, no tengo a nadie que me reclame porque invierto demasiado tiempo o dinero en seguir el fútbol. Ni siquiera mi hija, cuando se queda conmigo, porque apenas me ve que estoy casi en trance con el deporte, se queda en su pieza leyendo o viendo televisión (sí, tengo tres televisores en casa).

Ahora bien, muchas amigas me han dicho que lo ideal para mí sería encontrar una mujer a la que le gustara el fútbol, porque así podríamos compartir este gusto y pasar felices de la vida nuestros fines de semana frente al televisor. ¿Saben? No podría estar más en desacuerdo. En rigor, no me interesa para nada conocer –y menos establecer algún tipo de relación- con una mujer que se diga futbolera.

¿Por qué digo esto? Porque, con bastante más de tres décadas de vida, estoy en condiciones de decir claramente que las mujeres futboleras NO existen. Y si las hay, nunca jamás tienen un fanatismo parecido al nuestro. ¿Estamos claros?

O sea, muchas mujeres ven los partidos de la selección o –de repente- de algún equipo que les gusta. Pero de ahí a que les guste, a que dominen estadísticas, nombres de los jugadores y sistemas de juego… Nada. Es la verdad.

¿Machismo? No, para nada. Sólo que hay cosas que prefiero hacer en la soledad de mi casa.

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