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¿Quieres pololear conmigo?

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Ante todo debo decirles que no espero respuestas, más bien quiero tratar de entender cuándo esta petición dejó de ser tan romántica como antaño. La cosa era simple: te gustaba, le gustabas y te pedía pololeo. Algunos eras más osados y se la jugaban al hacerlo, te lo escribían en una servilleta, en un lugar romántico o con las infaltables flores. Nadie puede negar que era una tradición, tanto como pedir la mano.

Hoy son cada vez menos los que se atreven a pedirlo, parece que ya no les interesa la idea de la frasecita cliché, y esperan a que una tome la iniciativa, les pregunte de frentón y así se ahorran la vergüenza al escuchar un NO por respuesta.

Ese es mi caso, después de andar un mes con mi pololo veía que poco y nada le interesaba preguntarme aquello. Lo conversamos un par de veces para saber qué opinaba de pedir pololeo, si lo encontraba cursi o si era partidario de hacerlo, pero la verdad es que como es su costumbre nunca me decía mucho y quedaba con la misma incertidumbre de siempre. A veces esas preguntas eran sólo para que notara mi interés y lo pidiera de una vez, cosa que nunca pasó.

Un día me decidí a hacerlo, y la forma no fue muy convencional, mejor dicho fue bastante nerd. Hablábamos por chat una noche de noviembre cuando le escribí: “¿no crees que ya llevamos bastante tiempo andando?- sí, respondió- entonces ¿lo formalizamos?- sí, me parece buena idea- ¿quieres pololear conmigo?- sí, por supuesto. Te quiero”  Lo reconozco, no pude haber encontrado peor momento y forma de hacerlo, ni siquiera esperé verlo a la cara para decírselo, pero al menos se lo pedí yo.

Cuando ya comenzaba a pensar que las peticiones de pololeo estaban obsoletas, mi amiga llega con la gran noticia. Sale en una relación en su estado de Facebook, lo que significa que algo pasó entre ella y su amigo con ventaja que dejaron de ser eso. Como toda amiga, su obligación fue contarme con lujo de detalles. Después de varios intentos fallidos y una discusión que parecía terminar con esa amistad especial, le hace la pregunta que una siempre espera escuchar: “Pola ¿quieres pololear conmigo?” pero en ese momento, entra una persona inesperadamente y quiebra todo el ambiente romántico, él abre el notebook y le escribe una hermosa declaración que me llegó a dar vergüenza como fue la mía.

Cada uno pide pololeo como puede, y si es que quiere. Lo claro está es que es una linda forma de formalizar una relación con la persona que quieres. Sea algo cursi o no, a mí me gusta bastante la idea ¿y a ustedes?

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