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Una lesbiana anti arcoiris

¿Pensarán igual otros homosexuales?

Ayer me dio con que TENÍA  que leer  TODO este blog. Al menos todo lo que me proponían en la columna de “artículos destacados”. Es que es demasiado bueno; las minas que lo escriben no tienen pelos en la lengua y son –o al menos parecen ser- totalmente sinceras. Tanto, que una mujer lesbiana es capaz de reconocer que no le gustan las marchas del Día del Orgullo Gay.

Nunca he sido muy fanática de las marchas. No me tomen a mal, no es que me moleste que la gente se exprese y reclame pacíficamente por sus derechos  y por lo que considera justo. Todo lo contrario; creo que es justo y necesario que en un país democrático, la población se manifieste y que la sociedad no sea una sociedad dormida. Todo eso está muy bien.

Pero no es lo mío. Así como no soy vegetariana, ni ultra ecologista, ni intelectual al peo que no asume que igual es un ser humano corriente. Así como a otra gente no le gusta ordenar el clóset, o no está de acuerdo con dejar de fumar, o encuentra muy bonito eso de la meditación, de comer sano y el deporte pero simplemente no le gusta. Así soy; no me gusta marchar. Prefiero quedarme en casa leyendo un buen libro como Historia de Las mujeres en Chile, o alguno que otro ensayo sobre Novela Histórica chilena, que me llama a desempolvar un ejemplar rotoso de El Capitán San Bruno que leo en el metro. Y esa es mi opción, y humildemente, pido respeto por ella. Así como respeto las opciones de los demás.

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Pensé que era el único ser humano del planeta que pensaba así. Bueno, no tanto, pero en general a la gente como que no le gusta decir que no le gustan las marchas, porque inmediatamente será prejuzgada como “Facha de mierda” u otros apelativos peores. Pero yo lo digo, porque sé que no soy adherente al fascismo, ni lo seré jamás, ni a ningún otro asunto por el estilo que contemple matar gente, o encarcelarla por sus ideas divergentes. Bueno, pensé que era el único ser humano que se atrevía a decirlo en público. No lo había dicho aquí porque no hubo ocasión.

Volviendo al tema de esta lesbiana que no gusta de las marchas del Orgullo Gay, ella reconoce que se encuentra en una situación complicada, porque de cierta forma es presionada por sus pares a asistir a las marchas y desfiles. Lo que a ella no le gusta,  no es que salgan, sino que se cuestiona cosas tan simples como por qué tienen que salir semi en pelota, llenos de banderitas y de parafernalia  y alegría pseudo forzada con la que ella no se identifica.

Y entonces pensé que en la marcha por la igualdad del día sábado acá en Santiago, que si bien no conmemoraba el Día del Orgullo Gay, sí estaba ubicado en una fecha cercana,que oficialmente es hoy. A ella asistieron muchas personas, gays y no gays, familias con sus hijos, algunos travestis, otros transexuales; mucha bandera colorida en un día soleadísimo. Pero obviamente, no asistieron TODOS  los gays, lesbianas o heterosexuales.

Primero porque la población gay no es exclusiva de la capital, y dudo mucho que todos hayan tenido el dinero o la posibilidad de viajar. Y claramente, existe la posibilidad, de que algunos simplemente no quisieron ir. Claro, ciertamente todos quieren que se respeten sus derechos ciudadanos, que se les de igualdad, etc, sería tonto pensar que no.

Tengo dos amigos gays, y a los dos les cargan las “locas” así han dicho ellos. “Me cargan los hombres que son como mujeres; que se maquillan y que se ponen tacos. A mí me gustan los hombres”.

¿Pero estarán todos de acuerdo con las marchas? O al igual que la mina del  artículo que leí ¿Habrá alguno que no le guste la fanfarria queer y sólo quiere ser una persona gay piola y feliz?

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