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Cuando viajar en Metro no es lo mejor

¡Pensemos en los demás!

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Tengo la suerte de vivir muy cerca de una estación del Metro de Santiago, y que mi trabajo esté muy cerca de otra. Con la cantidad de vehículos que transitan por nuestra ciudad, el alto precio del combustible, de estacionamientos, y el estrés que me provoca conducir alrededor de automovilistas que despertaron con una ira interna incontrolable, que salen atrasados, que tocan la bocina por cualquier cosa, es una gran suerte.

Pero de lo que no tengo suerte, es de cada día rodearme de personas que simplemente, no están ni ahí con los demás. Hay demasiados que siguen basándose en la lógica de que cada uno se rasca con sus propias uñas.

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Me explico. Alguna vez les comenté que odiaba los audífonos, ya que muchas personas que los utilizan, se abstraen del mundo, lo que les impide oír palabras tan simples como “permiso”.

Al menos usan audífonos y no escuchan su música con los parlantes de su celular, obligando a los demás a escuchar la música que generalmente no es de la preferencia de los demás, ni suave; por que bueno, en general, la música suave, no molesta.

Ese es el primer síntoma de irreverencia para los demás, la música. Uno, escucharla a todo chancho molestando al mundo y dos, usando audífonos con la música tan fuerte, que la abstracción impide actuar en consecuencia con las circunstancias.

El segundo síndrome de irreverencia, es el consabido no respeto a la norma “deje bajar antes de subir”. Que hayan tenido que hacer una grabación con eso, ilustra el tema. Pero aún así, hay personas que NO HACEN CASO. Cuando me toca, tanto tratar de bajar, como esperar para subir, no tengo empacho en repetir yo misma en voz alta, lo que dicen los parlantes. A veces la gente, de pura sorpresa, me hace caso.

El tercer síndrome, es el de “el portero” se suben en Salvador y se van a bajar en Tobalaba (en 5 estaciones más). Y se quedan en la puerta. Las personas que se bajan en Manuel Montt, Pedro de Valdivia y Los Leones, lo pasan pésimo. Lo lógico, es subirse, y a menos que uno se vaya a bajar en la próxima, irse lo más atrás posible, peeerooo…

Esto se ve impedido por la gente reacia a moverse. Se quedan en su lugar como si de postes se tratara. O cuando uno pide permiso, se “corren” pero no se “mueven”. No entienden que lo lógico es ir intercambiando lugares, como cuando uno pone atrás las conservas nuevas, y adelante las que están prontas a vencerse.

Mi técnica, es buscar a una persona con cara amable y consultarle si se bajará pronto; en ese caso, le propongo intercambiar lugares. Y así con varias personas hasta llegar al fondo. Lo cómico, es que el fondo, y el medio, está notablemente más despejado que la puerta. ¿Por qué diantres la gente se empeña en quedarse ahí entonces? ¿ah?

No voy a quejarme de la gente que empuja. Yo empujo. Tengo que subirme al metro, HAY ESPACIO, y la gente (que se queda en la puerta y no avanza) no me deja subirme. El empujón es una respuesta natural a la idiotez de los postes humanos.

Las cosas no mejoran saliendo del tren. Para subir la escalera mecánica, constantemente tengo que repetir permiso, a la gente bruta que se va por la izquierda, apoyada sin dejar pasar a nadie.

No voy a decir nada de los suicidas del metro, porque claramente están cegados por la depresión, y si no les importan sus seres queridos, ciertamente no les importará la gente que verá retrasado su viaje por culpa de su elección de medio de suicidio. Pero cómo no inventan algo para que la gente no pueda suicidarse de ese modo. Alguna barrera, no sé.

Lo más flaite de todo, sin embargo, es la gente que no paga. Yo pago mis impuestos cada vez que compro algo, ¿Por qué tengo que pagarle a los demás el  pasaje?

Por un mal diseño, el Estado está gastando una brutalidad de plata para solventar los gastos extra del transporte público. No aleguemos por el alto costo, imagínense cómo sería si no hubiera subsidio.

Ojo, que este subsidio ha estado desde siempre, porque construir y operar un metro es tan caro, que el costo del pasaje debería ser mucho más alto.

Lástima que este dinero tenga que usarse en eso, es injusto para las personas del resto del país, y por cierto, injusto para todos aquellos que no ven recursos donde se necesitan (consultorios,  hospitales, educación ¿les suena?

Hay personas que ganan un sueldo muy bajo, y se esfuerzan mucho para poder pagar su pasaje. Es tremendamente injusto que una persona o demasiadas, no lo pague. Si encuentran que es muy caro (que lo es) que su sueldo no les alcanza (que también es cierto) no pagar no es la solución.

Las multas propuestas para estas personas, me parecen una buena medida, pero no es suficiente. Habría que estudiar la situación, y determinar un subsidio de pasaje, por ejemplo, a los trabajadores que ganen un sueldo mínimo.

Finalmente, todo se reduce a lo que les he contado muchas veces: Falta mirar para el lado, y hacer algo al respecto. No estamos solos en el mundo, afortunadamente.

¿Qué otros problemas de comportamiento ven ustedes en el Metro?

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