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Cuando tu hombre viaja

Mi pololo viaja harto. Por trabajo, tiene que ir un día a una ciudad, otro a otra, quedarse, volver a los dos días, estar un día en Santiago… por suerte, los fines de semana los pasa acá. En otras oportunidades, está toda la semana fuera. Vuelve el viernes, obviamente muy cansado.

Mi caso no es grave, para nada; aunque nos gusta vernos todos los días, si no nos vemos un día, no se acaba el mundo; mal que mal, yo también tengo cosas que quiero hacer sola. Pero no dejo de preguntarme cómo será para aquellas parejas en que uno de los dos pasa viajando. Sí, lo hecho de menos, y varias veces lo he pasado mal, pero poco a poco he aprendido a no desesperarme y saber que pronto volverá, porque tampoco tengo tiempo para irme a tejer cual Penélope en la estación de tren. (En este caso aeropuerto o rodoviario)

Marinos mercantes, pertenecientes a la marina nacional, pilotos, auxiliares de vuelo, mineros, ejecutivos, camioneros, vendedores y un cuanto hay de profesiones, tienen a los viajes como una constante. Pero viajan siempre, y siempre por varios días; usualmente lejos y usualmente sin poder comunicarse.

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¿Cómo será en esos casos?

El otro día, un lector nos comentaba en un post que su señora se había separado de él y había alegado que él la había violado, puesto que por su trabajo, pasaba mucho tiempo fuera de la casa, y cuando llegaba, por supuesto estaba ansioso de gozar con su mujer. Quizá ella no opinaba lo mismo, pero, si hay una cosa que es cierta, cuando a veces, por distintos motivos, uno no puede tener un encuentro de aquellos con su pareja por un buen tiempo, cuando efectivamente resulta, es realmente bueno.

Además del sexo, hay muchos otros temas cotidianos. Si la pareja viaja constantemente, puede hacerse muy solitario para el otro dormir en una cama de dos plazas; el clóset, como no lo va a ocupar seguido, tampoco es preciso que esté en el dormitorio. Si le gustan determinados tipos de comida perecible, obviamente, eso no se comprará si esa persona no está. En el fondo, es como que allí esa persona no viviera.

Otro punto que puede ser complicado, es que usualmente esos trabajos, no le dan muchos fines de semana libres a estas personas, sino más bien “días libres”. Estos días libres suelen caer a mitad de semana, cuando la pareja tiene que trabajar y los hijos estudiar. Una amiga, cuyo padre trabaja como marino mercante, intenta siempre estar en su casa cuando llega su papá; pero no podía faltar a clases, dejar de estudiar o no ir a los cumpleaños que eran ese día.

Me imagino que debe ser bastante complicado; conozco muchos casos de personas que por tanto viaje han terminado separándose, pues se sienten extraños en sus propios hogares y el fuego de la pasión se apaga. Finalmente, es como una especie de relación a distancia.

Pero también conozco personas a las cuales esto no les genera ningún problema, “hago cosas que no haría si estuviera él” decía una compañera de trabajo años atrás “Por ejemplo, hoy vino mi mamá con una amiga a mi casa a tomarse un trago”

Claro, comer con la familia, juntarse con amigos, dedicarle tiempo a los hobbies o refugiarse en el trabajo de modo tal que este esté aliviado cuando llegue la pareja, son modos que tienen los que se quedan de soportar la ausencia. Los que se van, también aprovechan de trabajar harto para llegar a sus días libres “sin pega” o de conocer los lugares si es que son turísticos. Y cuando llegan a la casa en sus días libres, aprovechan de desayunar, almorzar y cenar con su familia, llevar a sus hijos del colegio, trabajar en sus hobbies o descansar; “calidad de tiempo” le llaman.

¿Alguno de ustedes, tiene o ha tenido pareja que viaje?

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