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Profesores autorizados a usar la fuerza

Para controlar a estudiantes rebeldes

La prensa internacional cada vez nos sorprende más. En Inglaterra, a partir de septiembre, los profesores podrán utilizar la fuerza moderada y justificada para los alumnos más rebeldes, según el periódico Mail Online.

Anteriormente, (o al menos hasta septiembre, que es cuando comienza el nuevo año escolar) los profesores sólo podían tomar a los alumnos  más pequeños de la mano, abrazar a los niños que estaban muy tristes, guiarlos para tomar instrumentos o en ciertas prácticas deportivas… pero eso era todo. No podían agarrarlos del brazo si le estaban pegando a otro alumno, no podían evitar que salieran de las salas, no podían usar fuerza para empujarlos; básicamente, si había una pelea, sólo podían ponerse en el círculo que gritaba “fight, fight, fight”.

No hay que olvidar que antiguamente, o quizá no tanto, dependiendo del lugar, los profesores no sólo hacían las cosas mencionadas, sino también amarraban la mano izquierda del zurdo porfiado para que escribiera con la derecha, le daban varillazos a los más lentos, le ponían un gorro de burro o si no había recursos, los coscachos eran una nemotécnica válida para quien no pudiera aprenderse la tabla de multiplicar. Eso estaba malo, muy malo: estoy totalmente en contra de la violencia para con los niños, sobre todo cuando es excesiva y los mata o deja en el hospital. Pero cuando es “suave” o “leve” tampoco estoy de acuerdo porque simplemente creo que no funciona. El par de palmadas que me dieron mis padres durante mi infancia,  no me hicieron jamás aprender nada; sólo me hicieron sentir muy triste. Pero sí tenía amigos que temían los “golpes” y en base a eso, se portaban bien.

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Pero todo esto se fue al extremo. De querer cuidar a los niños, se pasó a prohibirle a los profesores todo contacto; cuando, por la misma urgencia de cuidar a los niños de otros niños, se hacía muy necesario que uno o más profesores pudiera sacarle de encima un matón que le pegaba al más chico.

A no ser que fuera una ayudita para el spagat en gimnasia artística, una llevada de la mano a la enfermería en prekinder o un abrazo de fin de año, los profesores jamás se contactaron físicamente ni conmigo ni con ninguno de mis compañeros.

Y es que no era necesario. Siempre fui una niña inquieta, conversaba todo el tiempo con mi compañero de banco , me paraba a cada momento a dar vueltas  pero nunca fui violenta o contestadora con un profesor. Tenía compañeros que sí lo hacían; nunca olvidaré cuando corría quinto básico y un compañero le gritó a la profesora de Ciencias Naturales que era una vieja amargada. Obviamente quedó la escoba, pero nadie le pegó a nadie.

Sí debo decir de un profesor de matemáticas que tiraba pedacitos de tiza a los alumnos rebeldes. Tenía una puntería impresionante; la tiza siempre se estrellaba en las frentes; jamás en los ojos. Y cuando una vez le dije “Oiga pero no le vaya a llegar al ojo de alguien” Él dijo que llevaba demasiado tiempo haciéndolo y que nunca había errado en la puntería.

La violencia en el mundo, en los colegios y escuelas va cada día en aumento. Ciertamente el fuego no se combate con fuego y la violencia no es una solución para la violencia. ¿Qué hacer entonces?¿Dejar que los profesores se queden en el círculo desesperados por no poder hacer nada, porque si tocan a los niños pueden ser acusados de violencia extrema y hasta acoso sexual?

Si yo tengo un hijo que es golpeado por otro en el colegio, es que lo mínimo que espero es que el profesor más cercano agarre al cabro de miéchica que le está pegando de un ala y se lo lleve así a la inspectoría. Y si mi hijo es el que le está pegando al otro, le daré las muchas gracias por haberlo agarrado del brazo y sacado de encima de la víctima.

¿Qué opinan ustedes de esta medida?¿Está bien que los profesores puedan usar la fuerza en caso necesario?

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