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Spoiler: Harry Potter y Las Reliquias de la Muerte parte 2

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Como ayer desahogué toda mi emoción y expectativas ante el estreno de la última peli de Harry Potter, aquella que los fanáticos esperamos durante tantos años, ahora quiero simplemente contarles que quedé muy contenta  con la cinta.

Llegué al cine algo insegura, había reservado mi entrada  y nunca tuve tiempo de canjearla, salí volando de la oficina a las 6 y llegué a las 6.25 corriendo al cine, esperando estar a tiempo. Tras una primera fila obtuve mi entrada, me di el tiempo de comprar pop corn y juguito: como amiga fiel de Harry que soy, me lo merecía.

Luego me puse a buscar un lugar en la fila para entrar a la peli, ahí ya debían faltar 15 minutos para que abrieran la sala y empecé a avanzar sorprendida de que la interminable cola llegaba una cuadra fuera del cine. Comenzaba a llover nuevamente, pero nada empañaba mi felicidad e incluso nervios. Casi como si yo fuera a formar parte de esa batalla de Hogwarts que tantas veces viví en mi imaginación.

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En la fila había ambiente festivo. Quiero aclarar que me llevé una agradable sorpresa, no eran sólo niños gritones, de hecho, casi nadie hizo demasiado ruido, había bastante adulto fan de la saga y me sentí muy cómoda. Llegó el momento de ingresar, me acomodé en un buen asiento e intenté relajarme ante lo que iba a vivir, porque esa peli no sólo la vería, la viviría.

A mi juicio esta cinta se apega mucho al libro, lo cual me encantó. Lo único que noté es que mató un personaje que en el libro era salvado, curioso. Me alegré que esta vez se le diera a Neville la importancia que tenía, como líder de la resistencia en el colegio, transformado en un joven grande y  valiente, a la altura de alguien que también pudo ser  “el niño que vivió”.

El momento cúlmine de la relación entre Ron y Hermione fue maravilloso, simplemente lo que los fans estábamos esperando ver, creo. Ellos sin duda tienen una de las relaciones más bonitas de la saga, construida en base al amor- odio desde niños, y luego con dudosos celos y la sorpresa del enamoramiento. Genial.

La batalla en sí misma es, sin duda alguna, el momento más espectacular de la saga. Realmente te metes en la historia y sientes una especie de orgullo de ver la madurez de todos aquellos que conociste desde niños, peleando a la par con profesores que habían sido  tan correctos como la profesora McGonagall, dándolo todo por proteger el castillo y su libertad.

La decadencia de Voldemort a medida que se van destruyendo los Horcruxes también es muy realzada. Un momento crucial es sin duda la confesión de Snape en su lecho de muerte, confiándole a Harry, a quien se había esforzado por mantener distante, sus más privados recuerdos, incluyendo su amor por Lilly, la madre de Harry, y como toda su vida se dedicó a protegerlo. Ahí también es donde el protagonista se entera de que toda su vida había estado destinado a morir en el momento preciso, único modo de destruir a Lord Voldemort.

En fin, el relato es desgarrador, pero lindo. Debo decir que tal como imaginé reí a carcajadas, grité, aplaudí espontáneamente escenas, junto con los asistentes- como la pelea entre Bellatrix y Molly Weasly,  el beso de Hermione y Ron, y el enfrentamiento de Neville a Voldemort-.  También lloré en forma incontenible desde la mitad de la peli en adelante, pero no sé bien si sólo lloraba por lo que veía, porque tal vez eran lágrimas de emoción y pena al despedir con este final una parte de mi vida. Insisto, para mí la historia no muere aún, pero el fin de la saga fílmica, sin duda alguna marca el término de un ciclo cinematográfico inolvidable, y también una etapa que los fanáticos no podremos olvidar.

Mi propio epílogo fue salir del cine con una sonrisa que nadie borraba, caminar bajo la lluvia saltando charcos, sin esquivar ni cubrirme demasiado, observar como todos corrían desesperados, mientras yo disfrutaba de la noche en que vi el final de mi saga favorita en el cine.

Vayan a verla, no se arrepentirán.

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