Cuando compramos una crema, loción o sérum y lo empezamos a usar, a veces le pedimos demasiado. Queremos que tenga buen olor, buena textura, que humecte, proteja, nutra, desmanche o elimine las arrugas, dependiendo de la función que esta tenga. Y además, queremos que sea económico.
Por eso, no es fácil rendirnos de un producto y abandonarlo por otro rápidamente. Pero es lo peor que podemos hacer. Cuando enfrentamos a nuestra piel a una crema nueva, de cierta forma la agredimos. Y cada vez que la volvemos a cambiar, la volvemos a agredir.
Así que a veces, creemos que una crema nos dio alergia, cuando en realidad lo que tenemos es una reacción adversa de la piel que se siente agredida. Ya sea porque nos regalaron, o porque nos tentamos con alguna oferta, tenemos cremas nuevas y no hay nada de malo con tener una de repuesto para cuando se acaben, mientras no las dejemos ahí eternamente y estas no pasen su fecha de expiración.
Recomendados
¡Le quedan a todas! Los jeans ‘treasure cut’ serán furor por estilizar y alargar la figura: así se...
¿Aburrida de los jeans? Los pantalones ‘culotte’ serán furor: así los puedes usar con botines para un look...
¿Adiós al ‘gelish’? Las uñas ‘shellac’ son igual de brillantes y se retiran más fácilmente
Por el contrario, cambiar de crema o loción a cada momento, usar un día una y otro día otra, dejarlas a la mitad para luego volver a ellas… no es bueno. Además de lo que dije del acostumbramiento de la piel, dejar cremas no selladas por ahí no hace nada bueno con su durabilidad . Y por último, es un gran desperdicio de dinero.
Lo que les recomiendo, es que cuando se compren algo, úsenlo hasta que se acabe para asegurarse de cómo les funcionan – a menos que claro, les de alergia, pero eso se sabe casi de inmediato-. Tengan paciencia y denle la oportunidad al producto.
Si no les resulta, divórciense de la crema que están usando y prueben con otra pero si les resulta, intenten mantener el matrimonio y no le sean infieles, al menos no mientras aún les queda producto en el envase.