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Detalles de tu novio que preferiría no saber

Pude haber continuado mi vida sin saber que es alérgico a los mariscos y que Titanic le hace llorar.

Es común que entre amigas se hable de todo. Secretos vergonzosos, costumbres raras de tu familia, que lloraste con el último episodio de Grey’s Anatomy, sobre la ropa que compraste en oferta y por supuesto:  tu pareja.

Y es que, de alguna u otra forma, queremos saber qué es lo que piensan o simplemente presumir.

Muchas veces he hablado de más y lo noto cuando veo la cara de espanto de mis amigas. Entonces comienzo a preguntarme si no es normal que mi novio no se bañe todos los días y tenga una extraña fijación con las azafatas.

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La verdad es que detalles como esos rara vez salen a la luz, lo que realmente llama la atención es lo que ocurre dentro de la recámara. Cuando alguien empieza a contar su última hazaña o descubrimiento sexual, de pronto nos acercamos con cara de interés y una sonrisita pícara adorna nuestros rostros mientras escuchamos atentas.

He descubierto que tener este tipo de pláticas ayuda a expandir tus horizontes y considerar probar cosas que a lo mejor no se te había ocurrido o de plano convencerte de no hacerlas. Pero compartir detalles íntimos también tiene un lado oscuro – y un poco divertido.

Recuerdo que una vez salí con alguien que me parecía muy guapo y en nuestra primera cita nos besamos. Fue lo peor. Fue como besar a un  San Bernardo. El tipo no sabía cómo besar o tal vez estaba demasiado nervioso, pero me llenó la cara de saliva, me mordió incómodamente, bueno… una pesadilla. Lo primero que hice al llegar a casa fue llamarle a mi mejor amiga y contarle lo decepcionada que estaba. Tan guapo y tan mal besador.

Años después el mismo chico invitó a salir a otra amiga a quien recién conocía en ese entonces. Cuando nos contó de la invitación, la reacción inmediata de mis demás amigas fue preguntar “¿EL QUE BESA COMO PERRO?”  — ya se imaginarán que el pobre no tuvo la oportunidad de limpiar su nombre porque la mala publicidad no le ayudó.

Aunque dicen que no existe la mala publicidad.

Hace unos años nos reunimos para comer y una amiga nos contó que su nuevo novio era muy lindo, que la acompañaba al teatro, que era encantador con sus papás y además era muy bueno en la cama. Para ser exactas, dijo “es un profesional, pero le tengo miedo a la herramientota que tiene entre las piernas”

Nosotras no teníamos idea de quién era pero después de escuchar maravillas, moríamos por saber quién era este misterioso hombre. Después de la comida nos fuimos al centro comercial por un helado y ¡sorpresa! Nos topamos con el novio.  Saludó a su novia y se presentó con nosotras y lo único que pudimos hacer fue sonrojarnos y reír como tontas. La palabra “herramientota” con luces de neón estaba escrita en su frente.

A lo que quiero llegar es que después de escuchar tantas y tan diferentes cosas sobre las parejas de mis amigas, a veces deseo que no me hubiesen contado del chico al que le gusta hacer el amor escuchando canciones de Barbra Streisand.

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