Esther Huneus de Claro fue una mujer que se crió muy lejos de otros niños, su hermana mayor falleció y jamás fue a la escuela, su educación estuvo a cargo de institutrices. Sin embargo, logró mantener su alma de niña viva hasta el día de su muerte.
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Probablemente, por esta misma falta de amigos o niños a su alrededor Esther vivió toda su vida con los sueños de la niñez y es que a pesar de que pasaran los años y se convirtiera en toda una mujer sus fantasías infantiles se mantenían más presentes que nunca.
Cuando Esther creció comenzó a escribir y descubrió en esta práctica su pasión, pero creo que en aquellos años -principio de siglo- era complicado que una mujer desarrollara abiertamente semejantes habilidades, con el éxito que podía lograr y con el nivel de machismo que se vivía en Chile. Además era una mujer casada y de la alta sociedad nacional.
Creo que debido a esto comenzó a escribir con seudónimos como Paula de la Sierra, Lukim Retse, P. Neka, Ivanita Godoy, pero el más conocido fue Marcela Paz con el cual publicó una de sus novelas más famosas, Papelucho. Es interesante ver la fertilidad de su talento que la hizo publicar en variados medios como las revistas Lectura, El Peneca, Ecran, Zig-Zag, Eva, Margarita. Y en los diarios La Nación, El Diario Ilustrado, El Mercurio, La Tercera.
Hoy se cumplen 110 años del natalicio de esta gran escritora, incluso Google le dedico el Doodle del día -aunque solo para su versión chilena-. Sin duda esta escritora es un ejemplo para todas las mujeres que aman el mundo de las letras y además para todas nuestras congéneres que luchan día a día por nuestros derechos y la emancipación femenina.
¿Qué habría pasado si Marcela hubiese nacido en esta época?