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¿Por qué a las mujeres nos gustan los músicos?

¿Qué será ese “no sé qué”, que a nosotras nos encanta?

No es que quiera clasificar a todas las mujeres dentro de una categoría,  pero hay algo, una especie de ángel que tienen los músicos que despierta en muchas de nosostras uno de esos tan inexplicables no sé qué.

Quizás sea el estilo, su forma de vestir o directamente  la experticie con la que maniobra su instrumento, ya sea, envolviendo con sus manos a una maravillosa y curvilínea Gibson o dejando caer sus palmas sobre un conjunto de tambores que emanan viscerales sonidos nativos.

No es casualidad que existan más fanáticas que fanáticos, y de ahí toda esa infinita gama de groupies, calcetineras, locas por siempre y que sé yo, lo que sí sé, es que cada vez que veo a un músico caer en ese exquisito trance, donde él y su instrumento comienzan a formar parte de otro mundo, yo… deliro.

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Y es que… ¿Cómo resistirse ante la explicita forma que tiene Jimmi Hendrix de hacerle el amor a su guitarra? Sobre todo, si es al ritmo de un encendido ‘Wild Thing ‘ con todo su “you make my heart sing” ¡Por favor! QUIERO SER ESA GUITARRA y que esas majestuosas manos de Jimmy recorran cada una de mis notas. (Ahora el delirio es en segundo grado)

Locuras que  pienso, mientras John Lennon, Devendra, Shannon Hoon, Mike Patton, Thom Yorke o Syd Barret  se me vienen a la cabeza con la insinuante propuesta de convertirme por un minuto en parte de sus voces y exhalar todo el aire comprimido que comienza por ejemplo, con el sutil y triste coqueteo de ‘Exit Music  (For a Film)’ de Radiohead y que se desparrama con el más excitante y subliminal gemido  de su “And now….. we are one… in everlasting peace… ” Señores, esto realmente acaba de ser un orgasmo y eso que por el momento dejamos de lado, toda la parada de Jim Morrison, Sid Vicious, la trompeta de Miles Davis, Louis Armstrong  y la multiorgásmica batería de Neal Pearl.

Sí los hombres no saben de esta particular fijación, al menos muchos la sospechan, sobre todo porque no falta el chiquillo con guitarra Tizona y cejillo incluido, que cree que por llegar y cantarte “Eres el amor de mi vida” -de un grupo cuyo nombre no puedo recordar-, ya te tienen loquita. ¡Seamos serios por favor!

Por lo que dárselas de shúper músico para conquistar gatitas, como en más de alguna ocasión  algunos muchachitos se lo han propuesto,  más allá de ser una estrategia superficial, está lejos de ser honesta y transparente como lo que la mayoría de las mujeres buscamos y que algunas encontramos, cuando ése músico desnuda su alma, mientras entrega su vida y talento a su amado instrumento.

Mientras tanto les dejo el video de Jimmi Hendrix que cada vez que lo veo, me vuela los sesos

Y tú ¿Por qué no me tocai algo? ¡Chan!

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