Llevar una vida sexual responsable siempre me ha parecido un asunto que le compete a las dos personas que conforman la pareja, pero la mayoría de la población no piensa así. Cae normalmente en las mujeres ese deber cuidarse de un embarazo no deseado. Si el hombre no usa condón, es porque la mujer no se lo pidió. Si no toma pastillas anticonceptivas, es porque quiere embarazarse. Y la lista de pretextos es muy larga.
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Incluso en los matrimonios, cuando las parejas deciden que ya tuvieron suficientes hijos, o que de plano no quieren tener, es la mujer la que se encarga de hacer que eso suceda. Sigue tomando las pastillas, usando parches u opta por hacerse una intervención quirúrgica, como una ligadura de trompas, para quitarse la preocupación de encima. Pero éste último proceso es costoso, doloroso e irreversible.
Aún así, es el más utilizado en el mundo: Más de 150 millones de mujeres se han ligado las trompas de falopio. Y sin embargo, la vasectomía no tiene ni de casualidad tantos usuarios.
Nos topamos con un anuncio que ofrece un 50% de descuento en una vasectomía sin bisturí y, sin pensarle mucho, hacerse la vasectomía es mucho más barato que un tratamiento dental y definitivamente ni se acerca a lo que cuesta una ligadura de trompas.
¿Por qué, entonces, es tan impopular el procedimiento? Claro, aunque se habla de una irreversibilidad después de hacerse esta intervención, ningún hombre quiere renunciar a poder eyacular, lo cual es completamente falso pues sí hay eyaculación solo que sin espermatozoides. Como si hacerse una ligadura de trompas o tener que introducirse un dispositivo intrauterino o levantarse a media noche porque se te olvidó tomarte la pastilla fueran cosas muy cómodas.
Pero, ¿será que la tendencia está cambiando? Hace algunos años creo que hubiese sido difícil encontrarse con un anuncio así. Y no estoy muy segura si los tiempos están cambiando o si los hombres ya tienen miedo de dejar más hijos regados por el mundo que puedan costarles una pensión alimenticia.
¿Qué opinan?