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Discapacidad en Chile: No todos tenemos las mismas oportunidades

Hoy en día, un 12,9% de los chilenos y chilenas viven con discapacidad. Es decir, 13 de cada 100 personas o 1 de cada 8 presentan esta condición.

Según la OMS (Organización Mundial de la Salud),  y de acuerdo a la clasificación Internacional de Deficiencias y Discapacidades,  una “Discapacidad” es “toda restricción o ausencia (debida a una deficiencia) de la capacidad de realizar una actividad en la forma o dentro del margen que se considera normal a un ser humano”.

Si profundizamos un poco en este concepto,  podemos determinar diferentes definiciones para la diversidad de categorías (física,  mental,  sensorial, motriz, etc).

Hoy en día,  un 12,9% de los chilenos y chilenas viven con discapacidad.  Es decir,  13 de cada 100 personas o 1 de cada 8 presentan esta condición.   De este total de las personas con discapacidad,  un 56% presenta un grado leve de discapacidad; 25% moderado y 19% severo.

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La mayoría de los discapacitados en Chile son pobres, mientras más precarias son las condiciones económicas de las personas con discapacidad,  éstas presentan mayores grados de severidad.  Esto se debe a que,  un discapacitado incurre en gastos familiares muy superiores que los de un no discapacitado.  Mientras más precarias son las condiciones económicas de las personas con discapacidad,  éstas presentan mayores grados de severidad,  es decir,  están gravemente dificultados o imposibilitados de realizar sus actividades cotidianas,  requiriendo del apoyo o cuidados de una tercera persona.

Por estos y otros motivos,  es muy frecuente que una familia pobre con uno o más hijos discapacitados tengan una dificultad enorme de salir de este círculo  (discapacidad – falta de empleo y empleabilidad – pobreza).   Es lógico pensar que el tener un hijo con discapacidad severa,  implica que una madre o un familiar cercano deben dedicar su vida completa al cuidado de esta persona.

Con el objetivo de romper el círculo vicioso que se forma entre la discapacidad y la pobreza,  es indispensable que las políticas públicas apunten a mejorar la situación de las personas con discapacidad en cuanto a que la pobreza es una variable transversal y esencial.

En este contexto,  podemos decir que no todos nacemos con las mismas condiciones ni capacidades para salir adelante.  Una persona que no tiene las mismas herramientas físicas que el común,  tendrá que desarrollar su vida con un obstáculo que no depende de sus méritos ni de su libre voluntad.  El éxito no dependerá de su esfuerzo personal ya que esa la premisa de la discapacidad,  es la interdependencia de un “otro” lo que no le permite salir adelante y en muchos casos,  arrastra a quienes están a su lado a esta condición.

Asegurar la igualdad de oportunidades,  significa garantizar reglas iguales para todos.  Esta premisa es conocida en el ámbito político a la hora de enfatizar en cuanto a los resultados esperados y bienestar social.

Es evidente que para lograr la equidad e igualdad de oportunidades,   es muy importante  hacer un esfuerzo en todos aquellos factores que influyen en la productividad de un país.   Este indicador tiene una correlación directa con los estándares de vida de un país.  De esta forma,  en países con alta productividad,  se puede observar un mejor nivel de vida,  mejores oportunidades de empleo, salarios más altos y en definitiva,  mayor acceso a bienes y servicios por parte de toda la sociedad y no sólo de algunos.

 El crecimiento sostenido de un país traerá por añadidura un mejor nivel de vida para todos quienes participan de dicha economía.  Aumento en capital físico,  capital humano,  innovación e investigación y por último el correcto uso de los recursos renovables y no renovables trae por consiguiente una mejora sustancial en la vida cotidiana de las personas.

Si bien es cierto lo anterior,  el crecimiento de un país debiera reflejar el bienestar o mejoramiento del bienestar del 80% de las necesidades de un país.  El 20% es responsabilidad de las políticas sociales a implementarse en dicha economía.

Este último porcentaje no es despreciable ya que debe comprenderse que las políticas económicas y de desarrollo de un país,  tienen que estar enfocadas en su mayoría al desarrollo de las potencialidades crecimiento en productividad,  pero no consideran a aquellas personas que no pueden o están impedidas de participar en este esquema de participación.

Los discapacitados tienen capacidades diferentes,  es probable que algunos de ellos nunca puedan trabajar o nunca puedan producir tal como se concibe este hecho pero, sin lugar a dudas,  ocupan un espacio muy importante. Es preciso formular políticas públicas que consideren a todos los integrantes de la sociedad incluso a aquellos que nadie quiere ver.

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