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“No eres la mujer a la que se le cocina, eres la mina de las piscolas”

Monserratt Montoya debuta hoy en Belelú, llamando a las chicas a no idealizar a los hombres y a ellos a que no nos mientan más.

Como seres humanos que somos, tenemos una tendencia a estereotipar a las personas que nos rodean, tanto es así, que existen blogs que describen el estilo de cada muchachito con el que usted ha salido, y también, viceversa.

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Entre algunos hombres, se puede encontrar “El Publicista”, ese personaje que estudió cuatro años para vender lo imposible. ¡Imagínate! ¿Cómo no te va a convencer con sus “shúper” dichos? ; “El Puritano”, ese que se da con una piedra en el pecho todos los domingos en la iglesia y espera que su mujer sea casta, -mientras más opus dei mejor- y al final, se tira a la primera zorra con la que se encontró en una fiesta, para luego jactarse con sus amigos “perros zorrones”.

Y con respecto a las mujeres, nos encontramos con “La Celosa” esa que te dice constantemente que confía en ti, “pero no en tus amigas”; “La Fea”, chiquilla no  muy agraciada, pero es muy agradecida en TODOS los aspectos… y así un sin fin de personajes. Cada uno con lo suyo. ¿Digo yo?

Pero… ¿Para qué estamos con cosas? He leído todas las descripciones  y cada vez encuentro que son más asertivas y más quisquillosas, cada hueso con su sabueso.

Cuándo escuché “no erís la mujer a la que se le cocina, erís la mina de las piscolas” claramente pensé enojadísima “tú tampoco erís el mino pa’ pololear, erí con el que hay que tirar”.

Pero me dolió, y ¿por qué? Por que las mujeres idealizamos a los hombres y creemos en el príncpe azul y en lo que nuestras viejas nos dijieron en algún momento. Esperamos lo que NO tenemos que esperar, y en vez de vivir la realidad, creemos estar en un cuento de hadas.

No queremos que nos mientan, queremos que nos digan la verdad tal cual como es, en la medida que la sabemos es más fácil lidiar con todas las decisiones que tomamos, si yo sé que el mino sólo está para pasar un buen rato, entonces lo entendemos y lo asumimos de esa forma. Pero si te las vas a dar de “publicista/principe azul/puritano” o todo lo que sale de tu boca es mentira -a parte de ser todos los estereotipos anteriores- o eres un imbécil.

Queremos disfrutar la vida, reírnos y pasar buenos ratos, enamorarnos si es que sólo así lo queremos y estamos dispuestas a aceptar las virtudes y defectos del otro.

NO QUIERO UN PRINCIPE AZUL ¡No existen! y por ahora, sólo quiero un lobo,  de esos que te escuchan mejor, te miran mejor y te besan mejor.

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