Con el fin de contrarrestar los altos números de embarazos prematuros y la falta de acceso a anticonceptivos entre la población más joven de México, el Gobierno Federal creó el Programa Salud Sexual y Reproductiva en Adolescentes en 2007. Sin embargo, el programa se encuentra muy lejos de cumplir los objetivos por los que fue creado.
La mayoría del personal de salud ni siquiera está enterado de la existencia del programa y los que sí están, no están adecuadamente capacitados, de tal forma que no se ha podido hablar siquiera de un aumento en el uso del condón por falta de promoción y orientación.
El programa “ni siquiera es conocido por el personal de salud; tenemos prestadores de servicios sin capacitación y sensibilización”, señala Gabriela García, coordinadora del área de Jóvenes de la Red por los Derechos Sexuales y Reproductivos en México (Ddeser).
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Y claro que es difícil que el programa tenga éxito si no tiene difusión ni presupuesto para existir. En el gasto de operación e inversión del Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva (CNEGSR), publicado en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), en tres años (2008 – 2010) el Programa Salud Sexual y Reproductiva en Adolescentes no contó con nada de dinero para su funcionamiento.
No fue hasta el 2011 que el programa recibió por parte de CNEGSR la suma de 50 millones de pesos; “monto por demás insuficiente”, señala Daniela Díaz, activista e investigadora de Fundar Centro de Análisis e Investigación.
El desinterés político por resolver estos problemas lleva a que ahora, a fines de este sexenio, los objetivos del programa no sean más que sueños lejanos, pues no se ha logrado reducir el número de embarazos en adolescentes, las más vulnerables ante la mortalidad materna, ni la propagación de enfermedades de transmisión sexual.