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Errores que vale la pena cometer

Si me preguntan, sin duda volvería a tropezar con la misma piedra

Hay errores que definitivamente no me gustaría volver a cometer, otros que fueron extremadamente divertidos pero no dejan de ser errores y otros que volvería a hacer si tuviera la oportunidad de regresar en el tiempo. Claro, nunca hay que olvidar que son errores porque no se supone que uno se la pase viviendo así, tropezándose a propósito.

Pero hay que verle el lado positivo de las cosas y dejar atrás el drama. Aprender de los errores es sabio y aprender a disfrutarlos también lo es, de alguna forma.

A mis 25 años, hay cosas que no cambiaría de mi vida y algunos de ellos son deslices o “irresponsabilidades” que al fin y al cabo, han hecho de mi vida una historia más emocionante y a mí una chica muy feliz, con sus debidos moretones (físicos y emocionales), pero más que nada feliz:

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  1. Decir “Te amo” demasiado pronto: Me acuerdo perfecto de esa noche. Fui a cenar con él y mis amigas. Llevábamos solo unas horas de horas de habernos conocido en persona después de haber hablado casi 2 meses por internet. Reímos, nos agarramos de la mano y nos besamos. Todo iba bien. Cuando lo dejé en el hotel donde se estaba quedando, me bajé del coche para abrazarlo. Le di un beso en la mejilla y se me salió un “te amo” desde el fondo de mi corazón. Me disculpé y el me dijo que no tenía por qué hacerlo. Me abrazó y supe que todo estaba bien. Que él sentía lo mismo. Fue maravilloso
  2. Renunciar a un trabajo que odiaba: No puedo describir la gratificante sensación de mandar un correo sencillo, sin ántrax, ni insultos, ni nada más que un reconfortante “Ya no laboraré con ustedes” en las líneas. Es parecido a tirar la mochila después del último día de clases… sabiendo que  nunca más tendrás que regresar al régimen militar de Tronchatoro
  3. “¿Qué pasó anoche?”: No, no me refiero a despertar con un tigre de bengala en la sala ni un bebé desconocido en la alacena, mucho menos a perder los dientes (aunque hay gente que se toma la fiesta muy en serio) pero una de las cosas de las que no me arrepiento, aunque no la repetiría jamás, es no recordar lo que hice la noche anterior después de uno, dos o tres tequilas… Eso sí, lo que no voy a olvidar jamás… ¡es la cruda que me duró 2 días!
  4. Viajar sola: A la fecha, una de las experiencias más gratificantes que he tenido ha sido tomar una mochila con lo esencial y hacer un viaje por mi cuenta. No, estar sola no fue una tragedia sino algo maravilloso. La soledad te obliga a hablar con gente en la calle, a platicar con personas en los bares y cafés e incluso a observar con mucho más detenimiento lo que sucede a tu alrededor. Además, nada como poder hacer exactamente lo que te plazca sin que nadie esté contando los minutos para ir al museo tal o de compras al mall
  5. No pensar las cosas demasiado: Uh, aquí entran muchas cosas que he disfrutado tantísimo, como meterme al mar a media noche sin temerle a un posible resfriado, mudarme a una ciudad donde no conocía a nadie, ver las estrellas desde el techo de una hacienda abandonada y escaparme el fin de semana a la playa con mi grupo de mejores amigos aunque el lunes tuviera examen

Como ven, no hay nada extremo, pero eso no quiere decir que no me la haya pasado genial. Y todas esas mañanas desvelada, los castigos de mis padres, las peleas con el novio y exámenes extraordinarios valieron muchísimo la pena.

Y tú, ¿qué errores has cometido y volverías a cometer?

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