No me lo tomen a mal, no es una burla ni estoy amargada, pero no entiendo cuál es el fin de entregar un anillo de promesa. Para quienes no hayan oído hablar de esto antes, un anillo de promesa es exactamente eso: Una sortija que se entrega en calidad de que algún día se te entregará un anillo de compromiso, que a su vez es la promesa de casarse algún día.
PUBLICIDAD
Entiendo que cuando dos personas formalizan su relación, ‘cuando se hacen novios’ como decimos aquí en México, eso ya es un compromiso serio; aunque no muchos se lo tomen como tal. No es lo mismo llevar a un amigo a una fiesta familiar, que llevar a tu novio a la cena navideña, para explicarme un poco mejor.
El noviazgo, idealmente, sirve no solo para poder presumir un estado en Facebook o tener un lindo álbum de fotos de cuando viajaron juntos a la Riviera, sino para conocer a tu pareja y compartir con ella uno y muchos momentos agradables y no tan agradables; pero al fin y al cabo, la idea es la de compartir tu vida -este momento- con esa persona especial. Y, si eres de los que cree en el matrimonio, eventualmente dar el siguiente paso para pasar el resto de sus días juntos y formar una familia, con o sin hijos… ¿no?
Si es así, entonces ¿qué momento es el adecuado para dar un anillo de promesa?
Al inicio de una relación me haría pensar que me lo están dando como un premio, porque no me pueden prometer nada en serio si no me conocen bien, pero tal vez esa sea solo mi idea. Si han pasado varios años ya y estamos seguros de la relación, pero todavía no hay dinero u oportunidad para una boda o ni siquiera para un anillo de compromiso (que vaya que es un convencionalismo social), ¿por qué necesitaría de una prueba física de que los dos, en el momento en que nos sea posible, nos diremos que sí?
¿Será que es una manera más anticipada pero menos comprometida de marcar el territorio? A mí me parece que un anillo promesa le quita la emoción a todo lo demás y que, de alguna forma, también le quita un poco de valor. Pero me gustaría saber qué piensan ustedes.