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Más que Nicaragua: Una ley no es suficiente para frenar el femicidio

Unicef hace un llamado para detener la violencia de género mediante un cambio de mentalidad.

El 22 de junio de 2012 entró en vigencia  la nueva normativa de Violencia Contra las Mujeres de Nicaragua, ley que identifica al “femicidio” como aquel delito que comete el hombre que da muerte a una mujer, en público o en privado, como consecuencia de extrema violencia, sin embargo, el resumen de asesinatos 2012 ocurridos en el país alcanzó el número no menor de 83 casos denunciados.

Ante la delicada situación, el representante en Managua de la Unicef, Phillippe Barragne-Bigo, llamó el miércoles a las autoridades de Nicaragua a “hacer mucho trabajo con los hombres nicaragüenses para cambiar la percepción de su masculinidad” y por ende, evitar la violencia de género.

“Un hombre que atiende a un niño: que lo baña, que canta con él, que lo atiende, es un hombre que tiene una percepción en su masculinidad diferente y que va a ser menos propenso a la violencia verbal, primero, y física después” , explicó el francés Barragne-Bigo. Donde si bien, la normativas garantizarían un resguardo legal, es la necesidad de realizar un cambio en la mentalidad cultural la solución para poner fin a esta enfermedad social, ya que las muertes continúan ocurriendo.

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Y aunque la ley castiga diversos tipos de maltrato; el físico, psicológico, sexual y patrimonial, el representante en Nicaragua del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) , confirma lo expuesto anteriormente al considerar que una Ley  “no es suficiente” porque “las leyes no cambian rápidamente las normas sociales”, agrgando que “hay que hacer un trabajo con la familia, de puerta a puerta, de diálogo, y, personalmente, hay que hacer mucho trabajo con los hombres nicaragüenses para cambiar la percepción de su masculinidad”.

Una idea que si bien, surge bajo un país, sigue siendo un pensamiento generalizado, mundial, de todos aquellos que deseamos frenar la violencia que saque partido de la vulnerabilidad y la desigualdad de condición física o psicológica de muchos humanos.

Debiera ser una obligación de las madres y en el mejor casos, de los padres y madres, cambiar el patrón mental de sus hij@s y una obligación de la sociedad, garantizarlo.

Fuente: Prensa Libre

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