Wellness

Tócate, Mírate… ¡Explórate!

Lee la nueva columna de Rodrigo Jarpa y la necesidad de explorar más nuestro cuerpo, derribando barreras ancestrales, machistas o ilógicas.

Me llama la atención (ya cada vez menos) algo que no es poco frecuente en la clínica y es la consulta de mujeres adultas, de distintos niveles socio económicos y culturales, que nunca han observado sus genitales. Nunca han mirado por medio de un espejo sus propios genitales y menos se han masturbado.

Muchas veces el motivo de consulta de estas pacientes es una anorgasmia primaria generalizada: es decir que nunca han tenido un orgasmo, ya sea con parejas u otra forma de estimulación.

Si existe tal distanciamiento, rechazo y ansiedad con el propio cuerpo y los genitales, que puede tener su origen en pautas de educación, culpa, falta de información, etc… es muy entendible que no tengan una buena vida sexual y que tampoco tengan orgasmos.

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Mientras las mujeres crecen, muchas reciben mensajes que les hacen ir desarrollando actitudes negativas acerca de sus propios genitales. Muchas han escuchado por parte de sus padres u otras personas adultas frases como: “no te mires allá abajo” “no te andes tocando ahí, no seas cochina” “si te tocas te van a salir granos” etc.

Una vez una paciente me contaba que cuando ella tenía casi 10 años, su madre la vio tocándose por debajo de la ropa, después de esto la castigó y por mucho tiempo le olía los dedos para ver si es que había estado o no haciendo esas “cochinadas”.

Como la sexualidad se aprende, ya que nadie nace sabiendo, dejar fuera a la masturbación interfiere con una de las formas mas usadas y seguras de los adolescentes y jóvenes para aprender bastante acerca del sexo.

La masturbación no implica lidiar con relaciones emocionales complejas, como si puede pasar con una pareja. No hay riesgo de embarazo ni de infecciones de transmisión sexual. Incluso hay investigaciones que señalan que el aprender a tener orgasmos a través de la masturbación, facilita el aprender a tener orgasmos con una pareja.

Kinsey encontró una correlación significativa entre experiencias de orgasmo premaritales en la masturbación y la habilidad de experimentar orgasmos en el sexo marital.

La investigación en grupos pre orgásmicos muestra que un 87% de las mujeres que participaron en el tratamiento grupal, aprendió a tener orgasmos con su pareja, después de haber aprendido a tenerlos mediante la masturbación.

Muchas mujeres que han podido superar las emociones y pensamientos negativos que se relacionan directamente con tocarse y masturbarse, se topan en el paso siguiente con otra barrera culpogena: esto es producto de que durante la masturbación muchas recurren a la fantasía y no pueden concebir el llegar a tener fantasías con otro hombre que no sea su pareja, por que lo viven como una infidelidad real, aunque solo quede en el mundo interno como lo que es: una fantasia.

Por otro lado hay hombres incluso que manifiestan desagrado en que su pareja se masturbe y recurren a frases como: “para que necesita masturbarse si me tiene a mí…?” y después explorando un poco más, manifiestan evidentes inseguridades, ya que saben que cuando su mujer se masturba puede estar pensando en otro hombre, como ellos mismos lo han hecho miles de veces.

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