No cabe duda que los modelos de las princesas han cambiado a través de los años. Si vemos las películas originales, mucho de lo que transmiten las chicas de su tiempo. Según el libro “Mordiendo manzanas y besando Sapos”, de Dolly Mallet, las princesas Disney que tanto nos han gustado siempre, son 100% productos de su tiempo.
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Por ejemplo Blanca Nieves, una chica que espera que su príncipe se la lleve de la vida que no le gusta a una más primorosa. Fíjense: el príncipe casi ni habla. O cuando salió “Cenicienta”, quien tampoco era un ama de casa feliz. Lo cual retrata a las mujeres que, después de la guerra tuvieron que regresar de ser individuos y trabajar a regresar a sus casas.
No hay duda que las princesas evolucionaron. Jasmine, no se conforma con cualquier príncipe, Ariel, aunque no totalmete sola, se defiende.
Las que mejor me han caído son Tiana y Rapuzel, princesas que trabajan y buscan sus objetivos y “la búsqueda del príncipe” es secundaria. No cabe duda que el concepto se ha replanteado. Aquí pueden ver algunas diferencias:
Aunque me gusta que asuman este cambio, ¿dónde está el ejemplo para los niños? Los niños también necesita modelos de rol que busquen líderes que son amigos de todos y que o busquen la violencia. Todavía nos falta eso, pero ya vamos un paso adelante.