Sinceramente me entristece mucho la situación actual de mi país, México, donde todo es fácil, todo se puede…sólo si tienes un poquito de dinero y poder en la bolsa.
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Este caso es sólo uno de los tantos que se viven en el día a día y que seguramente se repiten en muchos otros países. Ella es Sofía Castro, la hija del actual presidente de México, Enrique Peña Nieto, ella es una chica de 16 años que poco a poco se coloca como la actriz protagonista de películas y telenovelas que México estaba esperando (lo digo con sarcasmo) Tiene lógica, su madre, Angélica Rivera, fue una reconocida actriz de telenovelas de México, pero hoy debemos borrar eso de nuestra memoria pues es la primera dama. Olvidemos los calendarios en bikini y sus poses provocativas.
Mi sorpresa llegó cuando vi a Sofía en la portada de una revista para adolescentes, no le encontré explicación lógica para que apareciera en este lugar si actualmente está en una telenovela pero su papel no es demasiado relevante. Ah pero claro, lo olvidaba, es la hija del presidente de México y mucho tiene que ver. La chica no es mala actriz simplemente que el camino le será mucho más fácil al vivir en la misma residencia de los Pinos.
Yo no estoy en contra de que la chica triunfe, estoy en contra de que compremos la idea de que ella es la actriz que tanto habíamos esperado, cuando en realidad hasta el momento su trabajo no no nos lo ha demostrado. Sin duda esto es sólo una alerta, para no comprar las ideas que la televisión nos vende. Es tiempo de despertar del estado aletargado y juzgar por nosotros mismos quienes queremos que sean los actores, cantantes famosos del futuro de acuerdo con su talento.
En el otro lado del escenario y para contrastar este caso colocaría a Stella McCartney, quien no es hija de un presidente, sino de una leyenda de la música Paul McCartney, sus edades son muy diferentes, pero Paul le pudo haber ayudado a alcanzar la cima de la fama de una manera más sencilla, sin embargo no lo hizo, Stella es una gran diseñadora, reconocida internacionalmente, pero ella sola fue forjando su carrera. “Ser diseñadora lo traigo en la sangre e igual me hubiera dedicado a esto si mi padre no fuera Paul” hoy se le conoce como Stella de Acero o Imparable Stella. Sin duda un poco de ayuda tuvo, pero esta, está justificada.
