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Primeras damas: ¿víctimas del marketing político?

Cuando vemos a una pareja besarse nos inspira confianza, unión, nos deja ver que realmente se quieren, pero el amor que se demuestran algunos presidentes y las primeras damas ¿es real o simplemente marketing político?

Cuando vemos a una pareja besarse nos inspira confianza, unión, nos deja ver que realmente se quieren,  pero el amor que se demuestran algunos presidentes y las primeras damas ¿es real  o simplemente marketing político?

Las palabras del presidente de Estados Unidos, Barack Obama,  durante el baile inaugural para celebrar su reciente toma de protesta en Washington  fueron muy claras, sencillas, directas “tengo una cita, ella hace que sea mejor hombre, mejor presidente… señoras y señores, les presento a mi mejor mitad y a mi compañera de baile: Michelle Obama”

La hermosa mujer salió a la pista, el baile comenzó y terminó con un dulce y encantador beso, pero esto no es nada nuevo para la pareja, porque desde que Obama es presidente de los Estados Unidos su imagen es diferente, jamás habíamos visto a la pareja presidencial besarse en público con tanta naturalidad. Puede ser en la calle, al finalizar una ceremonia o tras presentar alguna propuesta importante, Michelle Obama siempre está presente y lista para felicitar a su hombre por el gran trabajo dándole un gran beso sin pena alguna.

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Sus muestras de afecto surgen con tanta espontaneidad que si esto está planeado y es parte de la imagen que pública que se le busca crear al presidente,  la población no lo nota. La imagen de Barack y Michelle Obama es de una familia común y corriente a la cual cualquier familia estadounidense podría aspirar a tener: un esposo amoroso, una esposa inteligente y dos hermosas hijas por las cuales se trabaja diariamente. Puede ser que Michelle sea una víctima del marketing político pero a ella no le afecta porque ni ella misma se ha dado cuenta.

Expertos opinan que ” el marketing político en EUA no es más que una traslación del marketing empresarial a la política, donde no sólo se vota por el político, sino por la persona”

Por otro lado, en México, a poco más de 100 días de estar en el poder, la pareja presidencial formada por Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera es diferente, nos dejaron verlos besarse en su boda, durante la campaña a las elecciones presidenciales y en una o dos ocasiones más. Pero sus besos son diferentes, se llegan a mostrar muy fríos y forzados.

A pesar de que intentan proyectar una familia llena de inclusión formada por  los hijos que cada uno tuvo en sus matrimonios anteriores, existe algo que hace que no inspire la misma confianza que la familia Obama.

No se trata de que en cada acto público deban besarse para convencernos de que se aman y que quisiéramos tener una familia como ellos,  simplemente en esta pareja se puede respirar la estrategia política donde cada paso está planeado.

En conclusión, el carisma de una persona pública se basa en su expresividad, su sensibilidad y la noción de mantener el control. No se trata de ser demasiado positivo o demasiado serio, el chiste es encontrar el punto medio en las relaciones de pareja, ser víctima del marketing político no es cosa de estrategia simplemente es de tener o no bases de amor sólidas y cuando las hay no es necesario ni siquiera pensar en esto.

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