¿Cómo saber si debo decirle lo que siento?

Como cada vez que alguien llega a sobresalir de nuestro campo visual, siempre vienen los pros y los contras: esas pequeñas ataduras que nos tienen entre un sí o un no, entre un “me atrevo” o un “mejor me espero a que tú te atrevas primero”. Y, si bien como mujer existe un poco el estereotipo o la expectativa de que el hombre debe de buscarte, de vez en cuando es esta creencia la que abruma un poco tus deseos de tomar la iniciativa.

Muchas veces se le ve por el lado de la timidez aquello de no poder confesar nuestros sentimientos; sin embargo, en mi experiencia, he presenciado más bien 2 razones muy importantes al respecto: el miedo y el orgullo. El miedo al rechazo y el orgullo que, bueno, de poco nos enorgullece al alejarnos de personas con las que me queremos estar.

También es importante saber qué cambiaría con aquella persona, qué es lo que ocurriría después. Siempre existen las 2 opciones: te corresponde o no te corresponde y, durante un tiempo, te sentirás pésimo. No obstante, nadie te advierte de cuándo es que las cosas no cambiarían en lo absoluto, y creo que es allí donde te sentirías aún peor. (Pero esto casi siempre puede evitarse si hablas a tiempo.)

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Ahora, en mi opinión, uno nunca debe de callarse las cosas. Uno debe decir lo que siente: tarde o sin ser correspondido, pero decirlo. Callarse las cosas, además de ciertas especulaciones que le relacionan como causa de cáncer, te hace ser prisionero de tu propia condena; tú mismo te atas la soga al cuello con tal de que las palabras no se te escapen de la boca.

Cuando sientes algo por alguien, aun si sabes que no es la persona correcta o quizá no es el momento más prudente, algo en ti quiere reflejar ese sentimiento tan lúcido. El estar enamorado o casi enamorándote de alguien le da una luz más radiante a tu vida, un aire más positivo. Y el tener que apagar esa luz con tal de que esa precisa persona no se entere es terrible.

Sin embargo, quiero hacer mención de algo muy importante: uno no puede amar a nadie más si no se ama a sí mismo; el miedo, el orgullo y la cobardía serían condenadas propias de ti mismo y no sólo de éste, sino de muchas más experiencias que te ocurran en la vida.

Así, pues les digo que dejar de callar los sentimientos, claro, representa un riesgo. Pero siempre es liberador, es una manera de sincerarte inclusive contigo mismo.