Prórrogas temporales para el amor

Recientemente, un amigo mío se vio envuelto con una mujer que no le decía las cosas claras; la chica venía saliendo de una relación obsesiva y, con mi amigo, estaba entrando a una demasiado confusa. “Es que no sé cuánto tiempo me va a tener así: 3 días, 3 semanas, 3 meses, 3 años…”, me decía, frustrado. Y fue entonces que me di cuenta de este hábito que tenemos cuando estamos en planes de entrar en una relación o, inclusive, ya en la relación misma. Las prórrogas temporales:

1. “Si no me habla en 2 días, me busco a otro”.
2. “Si no le deja de hablar desde mañana, lo corto”.
3. “Si no me dice lo que siente en 3 meses, no vale la pena”.
4. “Si no me busca antes que yo, nada va a ser igual”.
5. “Si no me dice nada en 3 semanas, me olvido de ella”.

¿Qué tanto tiempo debemos darle a alguien para que “se decida” o “nos busque”? ¿Realmente debemos de darle cierto tiempo y no tan sólo dejarnos llevar por el sentimiento?

Pero antes de que me contesten aquí les dejo otro ejemplo, uno de una amiga mía (a la que llamaremos Jovanna) estuvo “perdiendo el tiempo” con un chico durante 8 meses. El chico no le dijo nada claro durante más de 6 meses y, justo cuando Jovanna hizo caso a sus demás amigas con respecto a dejarlo, éste planeaba invitarla a conocer a sus padres. Pero no pudo, claro, porque Jovanna no contestaba a sus llamadas.

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Si bien es importante recordar que cada quien tiene sus tiempos para todo, las mujeres somos presas de ello a cada momento: que si no besarlo hasta la tercera cita, que si no decir “te amo” hasta después de más de un mes. Siento que manipulamos el sentimiento con eso de tantear el tiempo de tal modo que realmente lo que sentimos y en la relación en la que nos encontramos ya no es tan natural, ya no es tan lúcida y ya no se siente así.

Y, digo, no estoy juzgando para nada la serie de moralidades e inmoralidades que tanto a las mujeres y a los hombres nos vienen estipulando para no arruinar la (casi) relación; sin embargo, quizá sea bueno que de vez en cuando nos dejemos de prisas y poses para tan sólo dejarnos llevar por lo que sentimos. (De vez en cuando.)