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En defensa del Test de Bechdel

El Test de Bechdel tiene 3 criterios simples, pero son más las obras que no lo pasan que las que sí. Pero, ¿es posible ser crítica con esas obras y disfrutarlas al mismo tiempo?

Cuando era chica, miraba muchas series y dibujos animados de aventuras y ciencia ficción, género que todavía me encanta. Entre otras cosas que me gustaban y aún gustan, había un denominador común bastante frecuente: el de la única mujer en un grupo de hombres. Podría ser la teniente Ivanova en Babylon 5, o Cheetara en los Thundercats, o la Princesa Leia.

En mis juegos, me encantaba imaginarme a mí como esa chica, viviendo aventuras y demostrando lo fuerte que era entre todos esos varones. Y, por supuesto, vivir la historia romántica que inevitablemente tenía que surgir con alguno de ellos, ¿no?

Esto me acompañó inconscientemente durante muchos años, sin que jamás me lo cuestione o piense al respecto. Hasta que conocí el Test de Bechdel. En Belelú ya se ha hablado del tema en relación a las películas, pero para las que no sepan de qué se trata esta “prueba”, consiste en analizar si una obra (película, libro, serie, cómic, videojuego o lo que quieran) puede responder que sí a las tres siguientes preguntas:

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1- ¿Hay al menos dos personajes femeninos con nombres?
2- ¿Estos personajes dialogan entre ellas en algún momento?
3- ¿Hablan de algo más que de hombres?

Boom. De golpe, me di cuenta que la gran mayoría de las obras que me gustan no cumplen estos tres criterios tan sencillos.

Darme cuenta de esto fue duro, particularmente para mí como mujer, al tomar consciencia de la poca representación que tenemos como seres completos en el mainstream. Y no crean que esto pasa solo con la ciencia ficción. La mayoría de las películas románticas “para mujeres” tampoco lo pasan, ya que el tema de conversación suele ser… los hombres.

Toda esta introducción, sin embargo, se debe a lo que realmente quiero comentar hoy, y que no es otra cosa que defender al test de Bechdel de sus más duros críticos.

Tengo un amigo a quien quiero muchísimo que dice que este test es de feministas rabiosas que no están confirmes con sus vidas. Yo no podría estar más en desacuerdo con él.

Porque mi punto es el siguiente: se puede hacer una observación sobre un aspecto de una obra (en este caso, la representación femenina) sin por eso descalificar la obra por completo.

Si yo les dijera, por inventar algo, “Me encantó ‘El Padrino’, aunque creo que el vestuario podría haber estado mejor elegido”, nadie entendería por eso que estoy diciendo que la película es mala, o que odio el cine, o que soy una nazi de la vestimenta. Criticar el vestuario pero que me guste la película en su totalidad parecen ser dos cosas totalmente compatibles, porque solo estoy haciendo una observación sobre una parte de la misma.

Sin embargo, cuando la misma “crítica de una porción de la obra” es el test de Bechdel, parece que se toca un nervio expuesto, porque empiezan las acusaciones de inconformismo, de buscarle el pelo al huevo, y de ser, ¡el horror!, feminista, como si eso fuese algo malo.

Luego vienen los 3 ejemplos en los que pasa lo mismo pero al revés, con hombres, y eso se supone que desacredita la observación, y que por qué no existe un test de Bochdol, para los varones.

No están entendiendo el punto.

Analizar algo no significa estar en desacuerdo. Hacer una crítica no significa que la totalidad de una obra sea mala. Que una obra no pase el Test de Bechdel ni siquiera quiere decir que sea machista o que le haga mal a la sociedad, y lo mismo a la inversa. Pueden haber películas que pasen el test y sean malísimas o sexistas.

Es simplemente una observación.

Las observaciones pueden tomarse para ser conscientes de tendencias, analizarlas, contemplar qué significado tienen en nuestra sociedad, y quizás hacer algo al respecto.

A mí me gustaría que muchas más obras que consumo pasasen el test. Tampoco creo que todas deberían hacerlo, hay historias que no lo requieren por cómo están configuradas. Un gran ejemplo es El Nombre de la Rosa, una gran película del libro de un gran escritor, que al transcurrir en un monasterio medieval hace que solo sea lógico que las mujeres tengan un rol casi inexistente.

En todo caso, me parece que analizar distintos aspectos de los medios que consumimos nos hace más activos al hacerlo. Mientras tanto, seguiré leyendo libros, mirando series y jugando videojuegos que me gusten, pasen el test o no, pero sin que la cuestión me sea indiferente.

Cecilia escribe en Acceso Directo sobre tecnología, videojuegos, cultura geek, y las cosas que le gustan.

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