Wellness

6 señales de que tu relación está en la cuerda floja

¿Reconoces en tu relación de pareja estas señales de alarma? Tal vez sea hora de ponerle fin.

Las relaciones de pareja son difíciles porque las personas somos difíciles. A veces peleamos con insistencia por lo que tenemos (o creemos tener), nos instalamos en el panorama presente, con mantel y canasta de picnic, aunque sobren motivos para renunciar al día de campo, y la tormenta ya haya empezado a dejarnos caer los primeros goterones.

¿Por qué no mejor poner atención a las señales de alerta, abrir los ojos (qué importa que se nos mojen) y anticipar el desenlace con dignidad, en caso de que la dignidad sea posible? Se trata de que no duela tanto: piensa en la cera depilatoria, que suele ser menos tortuosa si se arranca de un jalón. Así que no está de sobra recordar estas 6 señales de que tu relación ha llegado al principio del fin.

Largas conversaciones, un lujo de otros tiempos

No me refiero a que se hayan declarado la ley del hielo (lo cual a menudo es señal de un pleito apasionado que puede resolverse sobre el colchón), sino a que la era de las conversaciones interminables, sustanciosas, está en decadencia. Si las conversaciones ya no fluyen como antes, si no sientes ganas de hablar con él (o ella) durante muchas horas, ¿qué puede esperarse de todo lo demás?

Recomendados

Citas por obligación

¿La cena de esta noche se antoja un integrante más de tu lista de pendientes? ¿Pasaste de anotar las fechas de las citas en tu agenda girlie con calcomanías para registrarla en Evernote? El paraíso ya no es paraíso sino purgatorio, en el mejor de los casos. No quiero decir que debas sentir la misma emoción de las primeras veces, pero por lo menos tendrías que entender la próxima salida como un respiro indispensable. Detestas reconocerlo, pero en el fondo lo sabes: salir en su compañía ya no es pócima que te surta efecto.

Sexo en declive

Seguimos montándonos encima del otro por las mañanas, enviando mensajitos morbosos, cuando no fotos de escotes y de piernas. Y nada. O sí algo, pero forzadito y de mala calidad. Peligro de muerte, a menos que el celibato sea parte de tus planes, lo cual sería tan respetable como improbable. Hora de que la relación recoja su ropa, pida un taxi y se despida con un beso.

Conductas bélicas

¿Los tonos de voz comenzaron a incomodar? ¿Sus respuestas te parecen ofensivas? ¿Esperabas mucho más de lo que has estado obteniendo? ¿Estás harta de sus escenas de celos? ¿No puedes más con su indiferencia, su agresividad o cualquier otra conducta típica e inaceptable? Las preguntas anteriores se responden solas: ya sabes lo que tienes que hacer. Pelear es desgastante y ni siquiera pagan por hacerlo. No pierdas tiempo valioso en discusiones que son como laberintos. Vale más amistad pacífica que idilio bélico.

El futuro se conjuga en singular

De repente te sorprendes a ti misma haciendo planes: mudarte de casa o de ciudad, inscribirte en un curso, emprender un viaje… y en esos planes el otro no figura o figura muy poco. Es decir que no te animas a decirle que la cosa no tiene futuro, pero tu práctica de la singularidad te lo recuerda cada vez que debes tomar una decisión. Llegó la hora de actuar con congruencia, qué difícil.

El pavoroso “no te creo”

Pocas cosas son tan tristes como perder la fe. Porque las relaciones de pareja son un asunto de fe, de confianza ciega, una apuesta por el amor en tanto criatura mitológica. Si se te volvió imposible confiar en el otro, ya sea porque se lo ganó o porque las paranoias compartidas no tienen remedio, no hay mucho que hacer para salvar la relación. Por otra parte, desconfiar es vivir con el alma en un hilo, una especie de tortura que puede evitarse cortando por lo sano.

Cada una sabe cuando su relación está en la cuerda floja. Ante dicha situación, se puede desatar los extremos de la cuerda, anunciar el fin del acto (aunque no haya ovaciones), o seguir caminando sobre ella hasta caer en la red o el pavimento, que también se vale.

Tags

Lo Último


Te recomendamos