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Guía para perderte a ti misma… y reencontrarte

No te quedes perdida para siempre; reencuéntrate y reconcíliate contigo misma.

Hice esto durante un par de meses… y nada. Una montaña rusa. Un juego de hide and seek en el que la gran afectada resulté yo. Aquí les van las reglas de mi juego, que no recomiendo pero que, por desgracia, no siempre es eludible.

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Instrucciones para perderte:

1.  Duerme menos de cinco horas al día. Aun cuando llegues temprano a tu casa, encuentra la manera de desvelarte, ya sea tuiteando o viendo películas.

2. No hagas nada de ejercicio, pero nada.

3. No cenes nunca para poder ingerir esas calorías faltantes en equivalentes de whisky u otra clase de alcohol.

4. Stalkea a todos, absolutamente todos, a cada rato, y cuestiónate por qué ellos se están divirtiendo más que tú. Frústrate.

5. Choca tu coche contra un puente porque simplemente te distrajiste escuchando la lluvia. No hagas caso cuando el doctor te dice que uses collarín y tomes ciertas medicinas.

6. Vuélvete adicta a la vida social y di “sí” a toda invitación que te hagan. Por aquello del YOLO.

7. Pon a tu familia y amigos por encima de ti. Convéncete de que su tiempo es más importante que tú.

8. Duérmete sin desmaquillar. Así de fácil.

9. Gasta más de lo que ganas con la tarjeta de crédito.

10. Mantén tu mal humor el 80 por ciento del día.

Instrucciones para encontrarte.

1. Perdónate.

2. Duerme un domingo completo y luego intenta dormir cuando menos, siete horas diarias.

3. Camina. Camina. Camina. Con tu iPod como único acompañante. Escucha música feliz, a pesar de que seas fanática de las canciones tristes.

4. Cena cosas vivas: verduras, frutas, atún, sardinas.

5. Desconéctate de las redes sociales y mata la ansiedad con libros.

6. Ve al doctor a que te revisen todos esos “vicios ocultos” que de seguro tienes.

7. Encara la soledad; la gente que te quiere te va a respetar y a esperar.

8. Desmaquíllate. Así de fácil.

9. Guarda tu tarjeta de crédito y sólo gasta en lo que realmente necesitas.

10. Dile a tu mal humor que se vaya, que no te sirve, aviéntalo por la ventana, vete en el espejo y reconcíliate con esa mujer que está frente a ti, que para nada es perfecta y que se ha lastimado tanto, pero que al final es la única que tienes, y por fortuna está viva. Sonríe; las ventajas de haberte perdido es que ahora ya sabes cómo encontrarte.

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