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Transparentando mi voto

María José Viera-Gallo nos cuenta sus preferencias para estas elecciones.

Voto por Michelle. Heroína imbatible, genuina y cool, de corazón progresista, popular sin aspaviento, libre de espíritu, simpática, abierta a los ciudadanos y no a los clubs de poder, la magia de esta elección está con ella. Su paso por la USA de Obama la refrescó. Es la única mujer que puede/quiere/y va a llevar a puerto las tres reformas que nos harán un país más civilizado y menos salvaje: educación gratuita universal, nueva constitución, y repartija tributaria. Mis amigos desconfían, creen que va a gobernar con los mismos de siempre, que todas sus buenas intenciones se van a quedar atascadas en un archivo. Yo les digo que confíen, que superen su nihilismo postmoderno, su inntransigencia punki, su pataleta anti concerta, que sepan apostar y unir fuerzas para lograr que sus hijos un día vaya a la Universidad sin que ellos se encalillen y tengan que sacrificar vacaciones. ¿De qué sirve llorar la desigualdad junto a Roxana o celebrar con regetton el modelo neoliberal junto a Evelyn? Tenemos a Michelle. 2.0 y ha vuelto con más garra que nunca.

Voto por Giorgio. Es el mejor. Más allá de su brillante liderazgo en el movimiento estudiantil, Giorgio Jackson, el candidato a diputado por Santiago, se robó la película en cada debate con sus opositores (Kast o Zalaquett). Hace décadas que ningún político joven reunía tan atractivo combo: carisma natural, mente de ingeniero, sencillez del estudiante, empuje transformador y espejo del mundo hiperconectado, optimisma, aterrizado y sin miedo en que vivimos. Soy fan de él y de su movimiento, Revolución Democrática, el más fresco y renovador de este 2013. A su lado, la izquierda tradicional parece una pieza vintage.

Voto Undurraga. Comparto las ideas progre de Guido Girardi, pero creo que es el momento de renovar las caras y las prácticas políticas especialmente en el viejo senado. Undurraga trabaja con los ciudadanos y viene con un animo fresco.

Marco mi voto con AC. Es hora de matar el fantasma de Pinochet y Guzmán. Me crié hasta los 18 años en dictadura, aprendí a votar en democracia, y ahora sueño con tener una constitución nueva, contemporánea, reflejo del mundo de hoy y no de un experimento ilegal de los 80. Así como la constitución actual nació de un plebiscito fraudulento sería perfecto enterrarla con un plebiscito legítimo el 2014. Marco mi voto porque aún no tenemos ese plebiscito y quiero expresar mis ganas de encontrar un mecanismo democrático, abierto y transversal para discutir nuestra futura carta magna. Marcar AC es estampar ese deseo.

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