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Volver a la soltería

Ya ves, cuando estás sin alguien, no tienes que pensar por dos. Piensas por ti sola y eso lo hace todo más fácil. ¡Hay menos variables que contemplar en la ecuación!

Después de que le rompen el corazón a un hombre o a una mujer, es normal que no quieran volver a creer en el amor. Regresar a las viejas costumbres de soltería y desparpajo porque ya nada importa, es lo más común del mundo. Pero regresar a la soltería no es fácil. Aún así, mejor sólo que mal acompañado. ¿O no?

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La soltería es, sin duda alguna, muy diferente al estar en una relación seria. Empezando porque no tienes ninguna expectativa hacia el futuro en cuanto a amor se refiere. La soltería te permite una libertad de los juicios autoimpuestos, expectativas de lo que debería ser y simulaciones de un futuro muy complicado. Ya ves, cuando estás sin alguien, no tienes que pensar por dos. Piensas por ti sola y eso lo hace todo más fácil. ¡Hay menos variables que contemplar en la ecuación! Si quieres ir a cine, vas. Si no, pues no. No hay que negociar nada, ni ceder ante cosas que nos parecen ridículas. No más aguantarse a los amigos de la pareja. Ni el desorden por la casa. Ahora eres tú quién manda.

Sí, eres soltera. Eres libre. Lo más probable es que vuelvas a arrancar a irte de rumba y fiesta por lo menos dos veces por semana. El alcohol regresará a tu vida como aquel hijo prodigo que hacías perdido. Volverán las borracheras, y la resaca, el desahucio al día siguiente y la inefable soledad en la cama. Coquetearás con cuanto hombre aparezca disponible y, quizás, hasta te atrevas a probar un par de drogas que antes no tenías ni el permiso ni los cojones de probar. ¡Eres libre! Le pedirás a tus amigos que te presenten a alguien, aceptarás cuanta cita y/o evento ridículo te planteen para conocer al siguiente, para llegar a casa sin resultados serios y sintiéndote igual de vacía. ¿O no? Eso depende de ti.

Si nos fijamos bien, todas estas parecen actitudes patéticas. Y ojo, que no es a modo de juicio, pues que tire la primera piedra quien no haya caído en alguno de estos comportamientos. ¿Pero y qué hay de lo importante? ¿Qué hay de tomarse un tiempo que sea sólo para uno? ¿Qué hay de aprender a amarse? ¿Qué hay de reconstruirse, reencontrarse y reformularse? Los ciclos mueren para generar cambios, y si ya estamos entrando en uno, ¿por qué no tomárselo en serio para crecer? La vida es un círculo siempre y cuando sigamos cometiendo las mismas acciones esperando resultados diferentes. La soltería, pues, es tu momento para tomar una decisión seria. ¿Quieres repetir el pasado? O, ¿quieres que tu próxima relación sea diferente? Si te vas por la segunda, entonces hay que cambiar. Y no, cambiar no es nada fácil.

Vamos, que irse de fiesta está genial, y un traguito no ha matado a nadie. Pero la soltería es mucho más que eso. Ser soltera es volver al centro de la esencia propia, comprender los errores del pasado, trabajar en el propio ser para poder tener relaciones más sanas y fructíferas en el futuro para, en definitiva, amar mejor. Porque es que el amor no depende nunca de la otra persona, el amor siempre está en cada una de nosotras. Ahí, latente, esperando a que lo dejen salir. El amor que darás dependerá del amor que hayas cultivado. Así que antes de ir por ahí a perseguir a otro, ¡ámate! ¡Enamórate de ti misma!

Así que ahora que estás en esta nueva etapa, mi consejo es que te consientas. Que te mimes, que te quieras, que te perdones, que te permitas, que te encuentres, que te entiendas, que creas en ti y formules tus proyectos en pro de tu propia felicidad, y sí, que vuelvas a creer porque pronto llegará el siguiente capítulo de tu vida. No importa si conoces a Mr. Right o no. Permítete volver a amar.

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