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Si no lo publicaste en Facebook no sucedió y otras “reglas” de San Valentín

Situaciones donde el amor y la amistad pasan a segundo plano.

El 14 de febrero despierta una tremenda euforia por celebrar el amor en pareja y la amistad en nuestros círculos sociales. No tengo nada en contra del festejo: es un día divertido para compartir, comer chocolates, darnos presentes los unos a los otros y pasar el día relajado (para algunos) y de semblante sonriente.

Hasta ahí me parece perfecto, pero también he observado que en esta fecha somos susceptibles de caer en prácticas que van más allá del sentido de amor y amistad, y se convierte casi en una competencia por ser más original hasta rivalizar entre parejas. Eso… ya no me gusta, cuando se recurre a:

  1. Demostraciones públicas

Actualmente parece no ser opción regalar algo en forma privada. La escuela o el trabajo se han vuelto los lugares destinados para las demostraciones de amor, es evidente que no solo se trata de impresionar a la pareja, también a sus amigos, compañeros, familia.

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Las mil flores, los coches con post-it’s (ya no, por favor), los osos de peluche monumentales, cajas de regalo de metro cúbico…, tanto esfuerzo debe verlo alguien más que tu novio(a), porque si entregas el regalo en su departamento, que solo lo vea ella y su gato ya no resulta atractivo ¿cierto?

  1. Si no lo publicas en Facebook, no pasó

La paleta en forma de corazón, el arreglo floral, la carta del restaurant, el vino y la tabla de quesos y toda la cronología de tu San Valentín debe ser registrada y publicada, si no lo posteaste es como si no hubiera sucedido. Cada vez es más difícil vivir sin las redes sociales y este 14 de febrero no será la excepción.

  1. Del tamaño o valor del regalo, es su amor

No es algo que se mencione abiertamente, sin embargo sucede. Esa manera de valorizar el amor de una pareja en función de los regalos se vuelve regla en San Valentín: “Él le preparó una cena súper especial, se sacó la lotería con ese novio”, “A fulanita le regaló una tarjeta por $$ para gastar en ‘X’ tienda, él sí la quiere de verdad”, “Sólo le regaló un ramo de margaritas, qué tacaño si se supone que está enamorado de ella”, etcétera.

  1. Presión social por festejar

No importa si no tienes tiempo, tienes que hacer un espacio porque no puedes saltarte el día. No importa si tienes o no dinero, no importa que el tráfico en la ciudad esté de locos, no importa que el restaurante esté a reventar, no importa que debas esperar dos horas en la fila para pagar tus regalos ¡tenemos que festejar!

Sí chicos, es una presión y en mi experiencia mis días más amorosos, los mejores detalles y las cenas más románticas que he tenido, no, no son en San Valentín.

Pero bueno, la regla de oro: en gustos se rompen géneros, y lo que para unos es aceptable, para otros es too much. ¿Has caído en este tipo de situaciones el 14 de febrero?

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