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Cumpleaños Felí, Felí

Para muchos, un año más no significa cada. Pero en el mundillo gay, para muchos pareciera ser que un cumpleaños más es el comienzo del acabóse.

Mi cumpleaños siempre ha sido una fecha trágica. Coincidía con la vuelta a clases, el fin absoluto de las vacaciones y la falta de amigos para celebrarlo porque seguían veraneando. Por lo mismo, nunca fue vitalmente importante ni trascendente en mi existencia. Era solo un día más. Es solo un día más. Y ahora, me celebro cuando puedo, donde sea, con los amigos que llegan. Pero este año, otro amigo gay me dijo: ¿cachay que estás a un paso de los treinta? #negra #viejazo #horror

Luego pensé: qué importa. Son veinte, son treinta, cuarenta. ¿Por qué ese afán de encontrar que un año más es terrible? Y luego me cae el alcachofazo: es ante la posibilidad de que perdiste un año. Que no estás donde quieres estar a cierta edad.

Ok, uno siempre sueña que será rico y famoso y feliz a los 25. Luego a los 30. Las expectativas de lo que uno quiere contrastan con el real. Por supuesto. Pero eso no significa que hay que echarse a morir, cierto? Yo siempre pensé que iba a llegar a los 27 realizado, con un six pack de abdominales y viviendo solo, disfrutando la fama de ser un escritor reconocido. En vez de eso, duermo en la pieza de la nana en la casa de mis padres, el único six pack del que soy dueño son las cervezas que están en el refri, soy un escritor N.N. y estoy bastante seguro que mi gato me odia.

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Pero soy feliz.

Y eso hace que todo sea menos terrible. Porque si bien no tengo el cuerpo que soñaba tener, o la pega que alguna vez pensé que merecía, y todo es imperfecto, en esa singular imperfección existe la cabida de algo mejor. Lo incompleto promete la posibilidad de superación. La semi felicidad implica que en algún minuto, llegará la felicidad en su totalidad. No para siempre, no inmediata, menos in situ. Pero puedo ser feliz con mi vida ahora, o semi, porque hay días más felices que otros. Pero cumplir un año funciona porque no pienso en todo lo que no he hecho, ni lo que me falta por hacer, sino en lo que he logrado a costalazos. Y me cuesta ser agradecido de la vida, pero me cuesta menos cuando veo por comparación otras vidas, digo: me gusta la mía. Heavy que sí. Pero no es una cosa de homosexuales: muchos no están conformes con la vida que tienen. Y el tema, en el fondo, no es disfrutar la vida que tienes solamente, sino disfrutar incluso los errores y caídas. Si no… muchas.

Estás cagado.

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