Sacrificio de mamá primeriza emociona a las redes sociales

Dicen que el amor de los padres es inmenso, siendo uno de aquellos amores que nunca se van en la vida. Para millones de mujeres en el mundo el dar la vida a un pequeño inocente es una gran bendición, incluso en momentos tormentosos. Para Elizabeth Joice el mundo cayó cuando supo que tenía cáncer, pero que también esperaba a su primer bebé, pero esto no la amedrentó: ella quiso seguir con su embarazo y postergar su salud.

Elizabeth fue diagnosticada en el 2010 con un sarcoma, tumor maligno que le quitó todas las esperanzas de vivir, pero su entonces novio Max le dijo  “no tienes la opción de no pelear” inmediatamente después le pidió matrimonio.

Tras las sesiones de quimioterapia e incluso una operación, Elizabeth fue dada de alta con una terrible noticia: no podría ser madre.

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Tres años después, y siempre con el sueño de tener familia, Elizabeth supo que estaba embarazada. La dicha fue inmensa, ya que contra todo pronóstico sí quedó embarazada, pero lo peor vino después. Cuando tenía un mes de gestación  Elizabeth supo que el cáncer había vuelto.

La pareja comenzó así el duro momento de la decisión crucial: comenzar con las quimioterapias y perder al bebé que tanto esperaban o seguir a término el embarazo y que Elizabeth perdiera la batalla contra la enfermedad.

Elizabeth eligió dar a luz a su hija, la pequeña Lily.

Fue su decisión el darle vida a la pequeña Lily que nació por cesárea  en enero. La enfermedad se había expandido y ahora Elizabeth tenía tumores en el pulmón derecho, corazón y abdomen.

Elizabeth lucho durante las seis semanas siguientes por su vida, pero la enfermedad ganó la batalla y finalmente murió el 6 de marzo pasado.

Esta conmovedora historia de amor de esta madre para con su pequeña bebé ha causado impacto mundial, llegando incluso a tocar el corazón del director Christopher Henze, quien emocionado por la historia de esta joven familia realizará un documental llamado las “40 semanas” contando el duro  episodio de la vida de esta familia.

Fuente: New York Post