A todas nos ha pasado que, en el metro o en el autobús, algún gañán se nos acerca más de lo debido. El acoso es pan de cada día. Algunas se alejan discretamente, otras tiran bronca… Otras usan vestidos expansibles para alejar al intruso. Bueno, no hasta ahora. Pero a una artista se le ocurrió materializar la idea.
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Subirse al metro en hora pico puede ser todo un deporte extremo. El espacio no es suficiente. Por eso, la artista Kathleen McDermott, quien vive en Hong Kong, diseñó un vestido mecánico que garantiza el espacio personal de quien lo usa. Estamos ante una pieza de wearable tech, aunque lo más probable es que nadie vaya a usarla en las calles.
El Vestido del Espacio Personal (así se llama) es una prenda equipada con sensores que detectan la cercanía excesiva de cualquier otro individuo. Si el tipo se aproxima demasiado, el vestido se infla, casi como un paraguas, para crear una barrera entre la víctima y el acosador.
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Es obvio que no se trata de un producto comercial. La propuesta de McDermott tiene que ver más con un manifiesto. De hecho, forma parte de una serie de prendas llamada Urban Armor, que explora la forma en que las mujeres asumen su espacio personal en público.
El proyecto de la artista intenta retar “la persistencia de ideologías con respecto a la mujer y el espacio público, promovidas a través de la publicidad, la arquitectura y el comportamiento social normativo”.
La serie incluye, además del vestido, un fular que cubre automáticamente la cara de quien la lleva, en respuesta a los índices de contaminación, y un sombrero que oculta la identidad de la persona ante cámaras de vigilancia.
Los tres dispositivos son de código abierto: las instrucciones para construirlos están disponibles en la web de la artista.