Espectáculos

Mi relación amor-odio con Sex and the City

Hay cosas que me encantan de “Sex and the City.” Pero también hay cosas que le detesto. ¡Entérate cuáles!

Hay pocas series que he visto en su totalidad. De hecho, a la mayoría les pierdo la pista cuando hacen esa pausa de uno o dos meses durante las temporadas de verano y las de invierno. Como una de las que veo actualmente, que es Pretty Little Liars. Sin embargo, creo que un clásico de la TV femenina para todas las mujeres ha sido, es y será Sex and the City.

Valga la redundancia que lo diga yo, pero muchas nos identificábamos con el personaje de la típica y romántica columnista que tenía a sus inseparables tres amigas: una irreverente PR, una tierna curadora de arte y una trabajadora abogada (con las que también llegamos a identificarnos alguna vez, quizá).

[ADVERTENCIA: Contiene spoilers.]

Recomendados

Entre las cosas que más me gustaron de las 6 temporadas de la serie (de las que vi todos y cada uno de sus capítulos sin excepción, así como también las dos películas), se encuentran:

1. La independencia de Samantha Jones

Desde el principio, quedé encantada con el personaje. Kim Cattrall da vida a una mujer exuberante, elegante, enérgica, llena de vida y, sobre todo, muy orgullosa de vivir al máximo su sexualidad. Samantha es, sin duda, la representación de una mujer segura de sí misma y de lo mucho que vale.

A lo largo de su evolución como personaje en la serie, lo que más me gustaba era este conflicto de “sólo sexo” que Samantha tenía por los hombres. Pues, para las que vimos las últimas temporadas, seguramente nos pareció el verdadero romance no era, por enésima vez, entre Big y Carrie, sino entre Samantha y Smith.

Y, además, seamos sinceras: podremos identificarnos más con Carrie, ¡pero nos encantaría ser Samantha Jones! (¿O no?)

2. Cierto sentido vintage de Carrie Bradshaw que comparto

Carrie es fanática del romanticismo. Incluso nos describe aquella sensación de sentirse muy atraído hacia alguien bajo el “zaza-zu.”

Pero esto no es todo, Carrie no es exactamente una fanática de la tecnología (ni tampoco del texting, según vimos en la primera película) y, muy probablemente, si utilizáramos su armario hoy en día, nos considerarían víctimas de la moda de la década de los ochenta. Y me gusta eso de Carrie: su originalidad.

3. Aidan Shaw. (Todo él)

OK, OK. Quizá no sea exactamente la clase de caballero que están buscando ni el tipo de bad boy que haría a sus piernas temblar. Pero Aidan, creo yo, ha sido el hombre que más ha amado a Carrie Bradshaw.

Siguiendo todo el melodrama de Big y continuando con un break-up vía post-it, podemos decir que si bien Aidan no era un artista rebelde o un empresario millonario, era un hombre maduro y exitoso a su manera. (Digo, tenía todos sus negocios en orden, así como su éxito profesional sin que el resto de sus prioridades se salieran de control.) Vamos, ¡incluso le compró una computadora nueva a Carrie y ésta armó un escándalo!

Quizá a Carrie le aterró que, por primera vez, alguien en verdad la quisiera.

4. La ambición laboral de Miranda

Miranda Hobbes, según la serie, es una abogada cuya vida entera es el trabajo. De hecho, cuando se convierte en madre, entre este ámbito y el personal, la mujer debe hacer malabares y, sin embargo, lo logra.

Por si fuera poco, dentro de la firma de abogados que representa, ella lucha con todos los estereotipos del éxito femenino sólo disponible para los hombres o, en su defecto, para mujeres casadas y, si bien acaba teniendo una pequeña celebración con Steve, Miranda demuestra que su situación sentmental no es razón ni un impedimento para el profesionalismo.

5. El cliché de la chica neoyorkina en París

Está bien: es demasiado rosa y predecible, pero… ¡me encanta!

Carrie, como intuimos quienes hemos visto la historia desde sus inicios y confirmamos quienes hemos visto las películas, llegó a la Gran Manzana cuando tenía alrededor de 22 años. Desde luego que, gracias a su columna, se colocó en la cúspide de su trabajo cuando inclusive la revista Vogue le seguía la pista.

Ahora, ¿qué otro mejor sueño para una escritora que ir a París? Díganme.

Si bien mudarse y dejarlo todo por un hombre no era una solución (ni lo fue en temporadas pasadas cuando ocurrió lo mismo con Big), desde luego que llegar a mercados internacionales fue un triunfo importante. Que quizá hubiese disfrutado más si el drama no hubiese estado tan… presente.

Pero a toda a toda acción, siempre habrá una reacción. Y así como existen temáticas que nos dieron cierta identidad femenina en los años noventa, también existieron algunas otras que no nos agradaron del todo. Como éstas:

1. El cliché insistente y berrinchudo de Charlotte por formar una familia

Entiendo perfecto que haya mujeres que, aún en 2014, sueñen con la realización de tener una familia. Pero Charlotte York, a mi parecer, va demasiado lejos.

Y, sí, con su primer matrimonio se da unos cuantos golpes en la pared. Sin embargo, cuando conoce a su futuro segundo esposo, aún tiene estas ideas y estereotipos tan guardados de “urgencia” por casarse, tener hijos desde una reproducción normal y por “lo que dirá la gente” al respecto.

2. A  Big, a mi parecer, le faltaron méritos para recuperar a Carrie

De repente, Carrie estaba con Petrovsky. Y de repente, a Carrie se le ocurrió siempre estar enamorada y dispuesta a perdonar a Big. Que siempre lo comparaba con sus otros hombres, pero yo creo que, con Aidan al menos, no había mucha comparación.

Y, digo, todas queríamos que Carrie y Big terminaran juntos. Pero, díganme, ¿no siente que para él le fue muy fácil irse y volver a su antojo y según su propio tiempo para “estar listo” para un compromiso?

3. Petrovsky y su ligero desinterés por un futuro con Carrie

En los últimos capítulos, Carrie sostenía una relación con un artista ruso al que no le importaba lo que Carrie quería para su vida. Si bien Samantha la convenció de que ella ni siquiera estaba segura de ser madre, su pareja no le dio el “apoyo” que necesitaba por esa parte.

Además de que, claro, el egoísmo del ruso fue lo que culminaría con su relación.

4. La situación sentmiental de Miranda

OK, todas queríamos que quedara con Steve, pero hubo demasiado alboroto al respecto. Primero Miranda estaba con Steve y después se consiguió a alguien mejor que Steve, pero éste resultó no ser más que cualquier otro patán. Y, por si fuera poco, en menos de una temporada, ¡ya estaba de luna de miel con Steve!

5. Que Samantha haya, finalmente, terminado con Smith

“¡¿Qué?! ¡¿Cómo?! ¡No! ¡Ustedes son el verdadero romance de esta historia! ¡No, esto no puede terminar así!” Sí. Ésa fue mi reacción al final de la segunda película.

Samantha y Smith fueron siempre mi pareja preferida. Y, en mi opinión, eran la más bonita. Era muy romántico ver cómo Smith le demostraba a Samantha que, en una relación, había mucho más que sólo sexo.

(Mi escena favorita de su historia es cuando van caminando y Smith la tomaba de la mano. Y, por más que Samantha se resiste, acaba correspondiéndole.)

Fue una lástima cuando Sam, teniéndolo frente a ella con aquel anillo hermoso que le había regalado, terminara la relación con su inmortal frase:

Te amo. Pero me amo más a mí misma.

Tags

Lo Último


Te recomendamos