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No es falta de capacidad, sino de confianza

Puede ser que la confianza es todo lo que te falte para llegar a la cima de la jerarquía de ese gran corporativo.

Últimamente, me parece sumamente interesante lo que sucede en las oficinas, tanto las situaciones incómodas, hasta las formas de ir escalando a la cima corporativa. Pero entonces, es inevitable preguntarse ¿Porqué pareciera haber un techo de cristal para las mujeres en los altos puestos de las empresas? ¿Discriminación? ¿Lineamientos específicos para los puestos superiores de la empresa?

Esto es algo que ha intrigado a muchos, ya que a pesar de la integración de las mujeres en las fuerzas de trabajo desde hace años, pareciera que existe una barrera que nos cuesta mucho superar. Teniendo sólo algunos ejemplos a seguir.

Ezra Klein también se lo preguntaba y habló con Claire Shipman, autora de The confidence code (el código de la confianza), y ambas llegaron a conclusiones interesantes.

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Se han realizado una gran cantidad de estudios para saber qué es lo que las detiene después de llegar a ciertos niveles de una empresa. Claire Shipman ha realizado una serie de estudios e investigaciones sobre la confianza en el área de trabajo, cuyos resultados demuestran que las mujeres suelen tener menos confianza que los hombres.

En algunos puntos, tiene que ver con el salario, ya que hay algunas investigaciones que demuestran que después de salir de la universidad, las mujeres suelen pedir entre 20 y 30% menos de lo que lo hacen los hombres. Si les preguntan cuánto se merecen, también suelen decir que merecen menos de lo que los hombres creen.

Empresas grandes como Hewlett-Packard, han descubierto que las mujeres sólo aplican para una promoción cuando sienten que están calificadas al 100%, mientras que los hombres lo harán cuando sienten que están calificados al 60% y que si los promueven podrán aprender todo sobre la marcha.

La desconfianza nos lleva a más errores

El estudio que realizaron David Dunning y Justing Kruger, dos psicólogos en busca del impacto que tiene la confianza, les dieron a los estudiantes exámenes de matemáticas y ciencias. Casi todos tenían la misma calificación, pero cuando le preguntaban a las mujeres cómo pensaban que les había ido, siempre lo subestimaban por un amplio margen. Los hombres en cambio, lo sobre-estimaban.

Después de cada pregunta, les decían: “Qué tan confiada estás en la respuesta?” y los resultados de las chicas volvían a bajar. Lo más interesante vino cuando se hicieron preguntas sobre habilidades espaciales, pues es algo en lo que se percibe que los hombres tienen mayor destreza. Cuando los resultados regresaron, los de las mujeres eran más bajos, pero cuando buscaron la causa encontraron que las mujeres no estaban respondiendo muchas de las preguntas.

Cuando se pidió a los participantes que las contestaran todas, los resultados eran casi iguales. Cuando se les preguntaba a las participantes: “¿Qué tan segura estás de esa respuesta?” los resultados bajaban de nuevo. Simplemente mencionando la confianza, había una bajada en los resultados.

Según Klein, puede que pensemos que las personas demasiado confiadas son ingenuas, y que el tener más humildad nos debería traer una ventaja más grande. Sin embargo, si le pones atención a los números, resulta que las personas con exceso de confianza en el trabajo tienen una ventaja gigante sobre las que son más humildes.

Claire Shipman asegura que:

En muchos casos, la confianza tiende a ser más importante que la competencia.

Tener exceso de confianza podría ser la respuesta

Para muchas, esta es una división clara, porque luchamos por ser competentes. Pensamos que si hacemos un buen trabajo, alguien se dará cuenta y nos moverá al siguiente nivel. Lo que sucede es que no existe siempre ese alguien que se de cuenta. En cambio, las personas con exceso de confianza escalan más rápido y son vistos como los líderes de la manada. Sus ideas tienen más peso.

Tienes que darle la vuelta, dice Ezra Klein. Por un lado, la confianza es importante para escalar en la vida, pero hay muchas manifestaciones de la misma que, cuando los hombres las usan son consideradas como muy atractivas, pero cuando las mujeres las exhiben, para ser francos, son vistas como “perras”

Shipman admite que estamos en un punto de cambio. Aunque hoy en día las mujeres en la cima de la jerarquía ejecutiva son vistas como menos competentes cuando hablan mucho, contrario a los hombres, todo eso cambiará pronto. Puede ser que hombres de la generación de los Baby boomers tengan esas impresiones tradicionalistas, pero conforme las nuevas generaciones, sobre todo los Millenials, van llegando, ese tipo de ideas se refrescarán más y más.

Porque cada vez más, la manera en que trabajan las mujeres se valora. Las personas notan que escuchar, la conciliación, negociación y la falta de una jerarquía es lo que es más valioso en los lugares de trabajo del siglo XXI. Lo que admiten las investigadoras es que las mujeres no necesitan de actuar como hombres tratando de tener la misma confianza que ellos. La virtud debe estar en que lo que aportamos es diferente.

Pero integrar más a las mujeres en los ambientes de trabajo es un trabajo de equipo, como dicen las investigadoras:

Es muy importante que los hombres entiendan que sus colegas femeninas no siempre hablan sobre sus logros.

Así que si también deseas un ambiente de trabajo más equitativo, puedes empezar por decirles a tus colegas, hombres y mujeres cuando están realizando una buena labor.

Fuente: Vox.com

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