Cómo terminar una relación de la manera más sana posible

No, no es una página de error. Ni tampoco estás a punto de leer un post de broma. Terminar una relación (que incluso puede no ser amorosa), es a veces necesario dado lo tóxico que se vuelve el lazo con la otra persona.

Una de las cosas más tristes, sin duda, es recordar que a pesar de que ahora todo se esté derrumbando, hubo un momento en que ambos eran felices. ¡Qué digo felices! Muy probablemente, recuerdas todas las cursilerías que se decían mutuamente. Quizá incluso fue una relación tan larga, que te veías al fin sentando cabeza. (Respétese las ideologías de cada quien.)

Sin embargo, algo cambió.

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Ése es el primer punto detonante del asunto. No se dieron cuenta del momento exacto en que ni tú ni él o ella ya no eran los mismos que tomaron un café o un helado mientras conversaban, se miraban y, desde luego, se enamoraban.

Intentar recuperarlo es el primer paso. Hay personas que se encaprichan por su primer amor. Y, de hecho, creo que muchos de nosotros llevamos algo de él por siempre. El primer amor no tiene que ser el primero, sino el que se sintió en serio.

Los celos, desde luego, deterioran una relación. Los celos, la apatía, el desinterés y la rutina laboral que, poco a poco, va contagiando a la relación en esa enfermiza monotonía.

Hay un momento en que, simplemente, no puedes resistir más. Y, por más que duela, debes seguir con tu camino eliminando a esa persona de él.

No es fácil. Pero, por más increíble que parece al principio, tampoco imposible.

No le llames

Lo principal es conservar la calma y no sobrepasar los minutos de tu plan telefónico. No ruegues, no lo hagas. Rogar podrá parecer en tu única solución: convencerlo; sin embargo, quizá lo que verdaderamente necesiten sea un respiro.

Dénse un espacio.

No, en serio, no le llames

Quizá no hablen y arreglen las cosas luego de ese espacio, no te voy a mentir. Es más, quizá ésta sea la vez definitiva en que van a terminar la relación. (Digo, recuerda el título de esta publicación.) Sin embargo, no le llames. No. No lo hagas.

Esa persona también necesita su espacio. Porque, por más rudo que suene, está harto o harta de ti. (Quizá no de ti, pero sí de pelear contigo.)

Sí, ve y emborráchate. Pero no le llames

Salir con amigos siempre es opción. Ve, baila, diviértete y, sí, emborráchate. Pero, si puedes, trata de que no sea por despecho, sino por diversión. Trata de salir no por desquitarte, sino para pasarla bien.

Evita el sexo casual, el rebound o, peor aún, envolverte en una relación de inmediato

Tener sexo casual con la primera mujer o el primer hombre atractivo que conozcas, no va a ayudarte en nada. Si de eso se envuelve una relación, no habrás sanado las partes rotas que aún quedan dentro de ti cuando terminas con alguien.

Y el rebound es un plan de autodestrucción. Extrañar a la otra persona es normal, extrañar compartir tu intimidad con la otra persona es inevitable. Pero una vez que toquen el cielo, volverán a la tierra y, créanme, nada habrá cambiado.

Plantéate una meta y haz que suceda

Piensa en algo que quieras lograr. Imagínate algo. Ten un sueño. Plantéate una meta que sea tuya. Ya sea laboral, personal o, en fin, hasta terminar de ver todas las temporadas de una serie de TV.

El punto es tener un reto para ti. Y en cuanto éste se vea realizado, poco a poco tendrás otro naturalmente.

Deja que pase el tiempo

Sí, es clásico. Nos lo han dicho en todos lados. Le dejemos mucho trabajo y, sin embargo, es el único capaz de curarnos.

El tiempo. Es el único que puede hacernos olvidar, hacernos pensar, hacernos arrepentirnos eternamente y hacernos seguir adelante. De la noche a la mañana, no vas a olvidar a la persona con quien pudiste pronunciar esas cuatro letras sin temor ninguno. Pero, si no pierdes tu camino, podrás volver a sentir lo mismo por alguien más que lo aprecie.

Si es que vuelven a encontrarse…

Regresar o no con alguien es una cuestión compleja. A veces una persona tiene tanto de ti, que es imposible sacarlo de tu vida por siempre. E incluso si sus caminos se separan por el resto de sus vidas, siempre te queda el recuerdo.

Creo que, al romper y dejar sanar la herida, puedes volver a apreciar lo que te dejó esa experiencia. Lejos del rencor y de todos los momentos malos, vuelves a ser capaz de apreciar lo que significó para ti. Y, me atrevería a decir, que llegas a ser capaz de guardarle un profundo cariño por los momentos buenos.