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La importancia de un padre que te apoye

Gracias a los papás que nos hicieron libres, pensantes y feministas.

Pensando en algunas de las grandes mujeres que se han destacado últimamente, como Emma Watson o Malala Yousafsai, he encontrado un elemento en común importante: la mención de sus padres. Llevándolo un poco más allá, a mi experiencia personal, creo que si soy feminista, es gracias a mi padre.

No hay dos padres iguales, y mientras algunos papás daban buenos consejos para las citas(de hecho la primera vez que iba a salir con un chico se armó el Armageddon), mi papá siempre estuvo tras bambalinas, haciendo que la magia sucediera.

En otras palabras, luchando a capa y espada porque mis decisiones tuvieran eco. Más allá de eso, que se respetaran.

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Aunque todos quisieran que hubiera una fiesta de XV años en vez de que me fuera de viaje, o que estudiara en una universidad local en vez de irme lejos, aunque a veces mi mamá fuera la que no estaba de acuerdo. Porque quizás no compartía los valores tradicionales. Ya sabemos que parte del patriarcado se transmite también de mujer a mujer.

Gracias a mi padre y a las decisiones libres que tomé bajo su ala, me di cuenta de todos esos lugares donde no podía tomarlas, y jamás me pareció algo “normal” no poder hacerlo.

Quizás crecí con lentes de color rosa y tardé mucho tiempo en notar que aún había muchas cuestiones de inequidad de género en el mundo. Más que nada tardé en notarlas en mi mundo. Es como dice la canción de John Mayer:

Padres, sean buenos con sus hijas.
Sus hijas amarán como ustedes.
Las niñas se convierten en amantes, que se conviernten en madres…

Quizás algo así les haya pasado a muchas mujeres feministas de hoy: tuvieron la suerte de nacer en hogares donde sus padres decidieron demostrar su amor respetando sus decisiones, siempre.

Es de sorprender que esto ocurra incluso en ambientes totalmente represivos para las mujeres, como en Pakistán, como sucede con nuestro querido premio Nóbel de la paz del 2014. Ella misma lo dice, hablando de su padre:

Gracias por dejarme estirar las alas en vez de cortarlas.

El caso de Malala es curioso, ya que hay quien piensa que su padre la manipula para que haga lo que él quiere, pero he de preguntarles si alguna vez han tratado que un adolescente haga exactamente lo que ustedes quieren. No es nada simple.

Hace poco, hablamos de lo mucho que nos gustan los hombres feministas. Pero creo que son aún mejores los papás feministas. Los que reciben muy bien a un hijo o una hija y que se preocupan no sólo por “su honra”, sino porque sea una persona completa.

Yo quiero tomar un momento en estos días que hablamos sobre lo que es y se avanzado sobre ser mujer, para agradecer a mi papá, y a todos los padres que quieren hijas libres, pensantes y feministas.

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